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Por el placer de hablar: dos ‘Micrófonos de Oro’
- Updated: 19 diciembre, 2024
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Protagonistas: Nelson Moreno y Jairo Chávez.
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Recibieron de RCN «Micrófonos de Oro».
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Jairo Chávez cumplió 47 años de trabajar con la Organización Ardila Lülle.
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«Tengo 40 años de estar al frente de un micrófono”, Nelson Moreno Holguín.
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Jairo Chávez Ávila como Nelson Moreno Holguín recibieron el reconocimiento más importante que puede dar una empresa, como RCN.
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POR WILLIAMS VIERA desde USA.
Columnista Cápsulas.
En el momento que un periodista como Jairo Chávez Ávila o un locutor como Nelson Moreno Holguín obedecen sus propias reglas al frente del micrófono, encuentran, cada uno, su estilo y un especial placer que los lleva a superarse a sí mismo.
Las palabras que les brotan, desde lo más profundo de sus corazones, se transportan por las hondas hertzianas de RCN y representan, para sus incontables radioescuchas, una especie de orquesta instrumental como si fuesen mediadoras entre la vida espiritual y la de los sentidos.
Tal vez por eso tanto Chávez Ávila como Moreno Holguín fueron exaltados con el ‘Micrófono de Oro’, el pasado 26 de noviembre, en Cali, por el presidente de la cadena radial, Fernando Molina, y por el vicepresidente, Agustín Ramírez, quienes viajaron desde Bogotá y junto al gerente regional, Hans Londoño, reconocieron el trabajo de los mencionados profesionales del micrófono, pero lo más importante del acto social fue la gratitud de los ejecutivos referidos al saber que el agradecimiento si no se dice no sirve a nadie y más en esta época en que la ingratitud, la soberbia y la envidia dejan heridas profundas ocasionando tristeza y desaliento.
Y es que de un tiempo para acá, en las frecuencias que tienen como lema “Nuestra radio, 24 horas de contenido en vivo” sus ejecutivos recuerdan y practican una frase de Miguel de Cervantes Saavedra: “De gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben y uno de los pecados que más ofende a Dios es la ingratitud”.
En tal circunstancia, los dos comunicadores mencionados sintieron que con aquel homenaje eran transportados en sueños, como en el caso de “Remedios, la bella” que se fue al cielo, en ‘Cien años de Soledad’, según lo contó Tranquilina Iguarán, abuela materna del escritor Gabriel García Márquez, en la obra publicada en 1967: “Oí un ventarrón como del Diablo; y salí al patio y en ese momento a Visitación se la llevó el viento” por lo que se ocultó que la india bonita y joven de Macondo se habia fugado con un agente viajero.
Y justo, por estos días, se exhibe, a nivel mundial, gracias a Netflix, una plataforma de streaming estadounidense, la obra más icónica de García Márquez que lo llevó a ganar el Premio Nobel de Literatura en 1982.
Vamos por partes…
Por cierto, Jairo Chávez Ávila, conocido como ‘El chico coqueto’ en los medios de comunicación en la época en que trabajó con los ‘Cabecillas del Deporte’ porque Mario Alfonso Escobar, el doctor Mao, se lo decía al aire o en el tiempo en que vivía Guillermo Ruiz Bonilla, historiador del fútbol colombiano, cuando se refería a él como “el hombre que nació sin pecado concebido”, estuvo ausente en la entrega del reconocimiento por estar en Perú, informando a los oyentes de RCN sobre los Juegos Bolivarianos del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho 2024 que se realizaron del 28 de noviembre al 8 de diciembre con la presencia de 1.321 atletas que compitieron por la gloria en 22 deportes y 33 disciplinas, entre ellas, los deportes electrónicos que fueron una prueba para el Comité Olímpico Internacional que anunció la creación de los primeros Juegos Olímpicos virtuales que se realizarán, por primera vez, en Arabia Saudí en el 2025.
“Estoy muy agradecido por el ‘Micrófono de Oro’ que recibí al cumplir 47 años de trabajar con la Organización Ardila Lülle. Es satisfactorio y un orgullo tener este tipo de reconocimientos. La vida no es para quejarse, sino para esforzarse como lo hacemos, por ejemplo, los periodistas cada vez que tenemos que informar de algo”, nos dijo Chávez Ávila, uno de los hijos más famosos del barrio Primitivo Cespo.
El periodista deportivo después de estar en Ayacucho, en donde se registró hace 200 años, un hecho histórico debido a una batalla que se convirtió, en un símbolo de igualdad, libertad y de consolidación de la Independencia del Perú y de América del Sur, puntualizó:
“Por el aprendizaje y la experiencia obtenida, hablaré con las autoridades deportivas para que organicen, en Cali, enfrentamientos de videojuegos que se han convertido en eventos de gran popularidad por lo que han revolucionado el panorama del entretenimiento y la competencia a nivel global generando con ello, un ecosistema económico y cultural único”.
Y justo, cuando Chávez hacía referencia al tema de los juegos electrónicos, el tren de los recuerdos trajo una anécdota del ‘hombre que nació sin pecado concebido’ y la misma estaba relacionada con su primera Vuelta a Colombia, en 1976, que era la XXVI, y se registró en la octava etapa, el 6 de septiembre, entre Silvania e Ibagué.
“Iba en la moto informando sobre la forma en que pedaleaba Arturo ‘El Rey’ Matamoros, quien en ese momento era el líder de la etapa y de la prueba ciclística. De un momento a otro, se registró un accidente. El conductor de la motocicleta perdió el control debido a una piedra en la carretera y él y mi persona nos caímos, pero de igual manera el ciclista Matamoros, patrocinado por la Libreta de Plata, se metió un ‘costalazo’ al rodar por tierra, pero el dolor que sintió el hombre de Samacá (Boyacá) fue vivir la otra cara de la moneda al perder el liderato de la Vuelta a Colombia. En mi caso me llevaron al hospital de Ibagué y al otro día ya estaba otra vez en carretera, pero con el señalamiento del ciclista Maramoros que me echaba la culpa de lo sucedido porque él tenía el corazón más parcelado que el antiguo Incora y sentía, además, que aunque la ilusión no se come, lo alimentaba en aquella prueba ciclística en la que finalizó tercero, detrás de José Patrocinio Jiménez, campeón, y Plinio Casas, subcampeón”, dijo Chávez Ávila para este escrito.
“Creía que había gente dentro del radio”
Si usted quiere comprender cómo fue que Nelson Moreno Holguín se convirtió en locutor hay que buscar la razón en el corregimiento de El Salto, municipio de Andalucía, conocido como ‘La Capital de la gelatina’.
Durante su niñez, Nelson Moreno Holguín, escuchaba la radio AM de tubo de vacío que estaba en una mesita de la sala, junto a la ventana, como en muchas casas de aquel tiempo. Era un aparato de marfil y marrón con una rueda que ayudaba a seleccionar el dial al conectarse. Debajo de ella, el fabricante había incluido dos más de tamaño pequeño: la de la izquierda para encenderla y seleccionar el nivel del volumen de aquel artefacto que era el corazón de cada hogar y el de la derecha para sintonizar las emisoras gracias a su diseño vintage.
Moreno Holguín, en esa época de infante, se asombraba por las voces que escuchaba y creía que, en ese cajón, se encontraban personas atrapadas mientras veía algún anciano dormitando al sol sentado en su sillón de mimbre junto al perro que dormía estirado sobre la acera. ¿Y las mujeres? Todas las mujeres estaban recogidas al lado del receptor escuchando ‘Kalimán, el hombre increíble’ al igual que él, después de llegar de la escuela. Aquella era la radionovela favorita en aquel tiempo que les llenaba y les sostenía sus vidas. Con la radio de aquellos años, la población del campo aprendió matemáticas y también, a leer.
“A ese radio le abrí algunos huecos para ver quienes hablaban. Quería cerciorarme de lo que creía y desde entonces soñé con ser locutor y tengo 40 años de estar al frente de un micrófono”, dijo Moreno Holguín.
Por esa insistencia y por la creencia obsesiva de que alguien estaba dentro del receptor, una tía le disipó esa suposición.
─ Hoy vas a ser un niño muy feliz. Vamos a ir a Tuluá para que conozcas la emisora Villa de Céspedes ─ le exclamó la tía preocupada por la fantasía de su sobrino.
A Nelson Moreno Holguín se le conoce por dirigir y realizar uno de los más antiguos programas de la radio llamado ‘Los adoloridos’ que se transmite por Radio Calidad, en los 1230 AM, en Santiago de Cali por lo que, en la casa en la que vivió en El Salto, las 98 personas que residen en ese caserío, de acuerdo con la Oficina del Censo del 2018, un buen día decidieron ponerle una placa en la que dice: “Aquí vivió Nelson Moreno Holguín”. Entonces, los turistas que llegan al lugar, expresan: “¡Oh, es el locutor de los adoloridos!”.
Y tienen razón. Nelson Moreno Holguín es un locutor que conmueve, que sacude conciencias y despierta sentimientos a través del programa ‘Los adoloridos’ que lleva más de 35 años al aire porque, sin ser proselitista, él dice: “En la vida lo esencial no es la perfección sino la verdad”.
En este punto recalcamos que tanto Jairo Chávez Ávila como Nelson Moreno Holguín recibieron el reconocimiento más importante que puede dar una empresa, como RCN, que entrega, a quienes con amor, dedicación y respeto por la profesión, se destacan por su servicio a la comunidad debido a la entrega y al aporte que realizan para construir una sociedad más justa en la que, en esta época, la gente sabe el precio de todo y el valor de nada.
Puede decirse, en este instante, con toda seguridad, que ahora tanto los radioescuchas de Radio Calidad como los ciberlectores de Cápsulas se quedan esperando algunas historias de ‘Los adoloridos’ y el por qué a Darío Gómez se le conoció como ‘El rey del despecho’…