Capsulas de Carreño

PSG: el negocio de tener al mejor

 

Por Agustín Colombo, diario Perfil.

 

 

*En el frenesí por la llegada de Messi, no hay números oficiales de ventas de camisetas.

 

Un ejército de personas trabaja con un contrato temporal vendiendo las camisetas de Messi que se fabrican en Tailandia. El club parisino aumentó su valor de mercado, tiene nuevo sponsor para América Latina y Fan Tokens como moneda de pago. Un click caja que no para.

Las miles decamisetas que el Paris Saint Germain vende cada día por la llegada de Lionel Messi también aceleraron la producción en un país que no está en el radar ni de medios ni de hinchas, pero que es clave en esta historia: Tailandia. Es el lado B del dorsal 30 que recorre el mundo.

En esos galpones tailandeses mostrados en documentales, con decenas de miles de empleados y empleadas sentados en megafábricas, se hilan las camisetas que, esta semana, Nike (Jordan Brand)y el club parisino no pararon de comercializar.

Nunca antes se vendieron tantas camisetas como desde el martes. A tal punto, que ese primer día la principal tienda oficial del club tuvo que retrasar su horario de apertura: debió capacitar a un ejército de vendedores que llegaban para reforzar la atención al público y para estampar el número y el apellido del rosarino en los dorsales.

La camiseta con el 30 oscila entre los 112 (la versión stadium) y los 188 dólares (versión match, que es la que usan los jugadores). El jueves, varios medios y periodistas titularon que ya se habían vendido un millón de camisetas. Pero ayer, 20 minutes, uno de los portales más leídos de Francia, lo desmentía: aseguraba que se trataba de una fake news corroborada por el mismo club.

En el frenesí por la llegada de Messi, no hay números oficiales de ventas: lo que sí saben –en el PSG y en todos lados– es que hay largas filas para comprarla, que el equipo de atención al público está desbordado.

Si había personas que pensaban que el fútbol-negocio-espectáculo no podía ampliar su frontera, la llegada de Messi al PSG demuestra que sí: que quizá, como nunca antes, el club parisino de los petrodólares qataríes puede concentrar todo lo que nos aleja y todo lo que nos acerca a este deporte.
(Tomado del diario Perfil).

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