Capsulas de Carreño

Queiroz, un tipo buena onda. Por Esteban Jaramillo Osorio.

Por Esteban Jaramillo Osorio

*Tiene buena onda. No se da aires de filósofo callejero con verborragia incontenible ni inventa frases con rebusque como tantos argentinos..

Abierto, espontáneo, sin misterios. Lejos de aquel acostumbrado barullo de preguntas sin respuestas, o fatigantes discursos con muchas palabras y poco contenido. Ni prevención, ni arrogancia, frente a interlocutores inquietos; todo tan claro.

Sabe Carlos Queiroz que, para legitimar su proyecto, inevitables son los buenos resultados, aunque resalta que los futbolistas colombianos, y los hay por cantidades, tienen potencia, creatividad y técnica. Ya monitorea más de mil por el mundo, con su equipo asesor, y trabaja con 38 en la mira, susceptibles de ser convocados de inmediato.

Un ejercicio bien diseñado, el aparecer informal de atuendo, distendido, con exposición de responsabilidades y obligaciones ante los medios, con elogio sin límite a los futbolistas nacionales, optimismo en sus intenciones y la necesidad inmediata de hacer grupo, antes que equipo, porque este llegará con trabajo

Por eso corrió las cortinas y acabó con el secretismo de la selección, sin ocultar nada, sin poner de rodillas a los informadores, en magnifica opción de puertas abiertas.

En el pasado Bolillo y Maturana solo se comunicaban con una fuente, Leonel Álvarez no hilvanaba tres frases seguidas y Pékerman no disfrutaba el diálogo abierto con vacíos de manipulador y desconfianza en sí mismo, enroscado y prevenido. Aumentaba el caos con sus programados silencios, o sus respuestas lacónicas y entrecortadas.

Para él, para Queiroz, talento no es rendimiento.

Su credo, en general, tiene como base el buen juego, como se vio en el segundo tiempo ante Corea, que tanto le gusto. El equilibrio, dice, se logra trabajando en bloque en defensa y ataque.

Tiene buena onda. No se da aires de filósofo callejero con verborragia incontenible ni inventa frases con rebusque como tantos argentinos, que ansiaban su puesto.

Se trata ahora de convertir en hechos sus palabras con un buen punto de arranque, porque Queiroz genera confianza.

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