Recuerdos de la Copa América. Por Carlos Antonio Vélez

El primer recuerdo de Copa América está emparentado con mi estreno internacional como comentarista de Radio. Hace 41 años viajé por primera vez fuera de Colombia y todo por aquella Final del 75 entre Perú y nuestra selección nacional. Eran otras épocas. Todo estaba tan lejos! Además para transmitir partidos en el exterior había que hacer méritos.

Tenía apenas 3 años de profesión y vivía en provincia en dónde todo salía bien. Un premio por esa gesta local fue el haber sido tenido en cuenta y para la final. Los otros partidos los escuché a través de la radio,  único medio presente en Quito, Montevideo y Asunción.

Aún recuerdo el emocionado relato de Armando Moncada contándole al país la manera como se luchó y metió para clasificar contra un Paraguay liderado por hombres fuertes y con influencia militar en el gobierno de Stroessner. Esa noche se fajó Ernesto Díaz uno de los pocos que actuaba en Europa, toda una rareza para nuestro fútbol.

Viajé a Lima por la noche y al entonces lujoso hotel Crillón impensado por aquellas calendas. Dos días duró el periplo. Noche fría en el Nacional y más cuándo mi labor estaba en la cancha. Hacía vestuarios y el cable me alcanzo solo para estar detrás de una portería justo por donde los jugadores debían salir y entrar.

Zape, Cachito Ramirez, Oblitas, Ponciano, Zarate y Umaña fueron colaboradores al paso de un debutante. Pero faltaba lo mejor para mí, no para los demás de la delegación de Caracol –cadena radial-. Justo cuando termina el primer tiempo y me habilitan para las breves entrevistas, la conexión de la Cabina con Bogotá, física línea telefónica, se cortó y solo la mía, conexión independiente desde la cancha, quedó al aire… Total…. Comente! me dicen por el interno «mientras solucionamos el problema» y me fajé; ¡Era mi oportunidad! Ese tren solo pasa una vez y la asumí como mi propia final y lejos del ganador entre las dos selecciones, yo jugaba mi propio partido.

Perú le ganó a Colombia 2-0 forzando un tercer partido en Caracas pero aquello tan importante pasó a ser una simple anécdota frente a mi despegue profesional. Yo gané mi partido, que a valor presente, fue de lo mejor de mi vida profesional.