Capsulas de Carreño

Reflexión mexicana (Luis García, Récord)

Luis Garcia

Por Luis García,
Récord

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*Bendito fútbol no te mueras nunca carajo, siempre nos ofreces sorpresas y nuevas historias de las cuales aprender.
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Pasemos a la reflexión del rubro no deportivo. El lunes por la mañana viví junto con Christian Martinoli un amargo episodio en el aeropuerto de Filadelfia. En este espacio ni en ningún otro encontrarán nada de mi parte relacionado a la hija de Miguel, así lo decidí desde el lunes por la mañana. Se filtró un audio que de manera impune extrajeron de mi chat familiar en donde le relato a mis afectos lo sucedido, acción que puede acarrearle al, o a la brillante que lo hizo, una severa cuestión penal.

Pero fuera de este deleznable acto de intervención de mi chat familiar, no leerán ni escucharán emergido de mí nada sobre mi desafortunado desencuentro con la hija de Miguel, es una adolescente que intentaba defender a su padre y no pienso realizar un escarnio público ni implementar un moralino juicio en su contra. Tengo 46 años de edad y la vida me ha enseñado que debo conciliar, que las reyertas no sirven de nada ni a nadie, solamente hacen daño, ya no me hierve la sangre tan fácil como en antaño, aunque no parezca, pienso más de lo que hablo, y lo vivido no me gustó nada, y digo esto, porque hoy vivo en plena conciencia de mi felicidad, me gusta pasarla bien, amo reírme, y disfrutó cada cosa que hago.

Estoy triste por lo acontecido, estoy cierto no fui un ápice responsable o culpable del ácido pasaje, pero me permitió pensar cómo estoy ejerciendo mi oficio, qué tanto desquicio y qué tanto aporto. Después de algunas horas de introspección confirmé, que más allá si soy bueno o no, mis críticas se han centrado siempre en lo futbolístico, en ningún sitio más, y tengo 30 años dedicado a la pelota, por lo que no modificaré nada mi forma de expresarme, cuestionar o hablar de futbol.

Así como también tengo muy claro que no poseo ni cerca la verdad absoluta, pero mis opiniones son tan válidas como las de cualquier personaje, de eso no tengo una maldita duda. Regresando al dantesco momento vivido, lo único que sí me hirvió la sangre fue observar que durante la gresca o lo que haya sido, varios futbolistas de la Selección se regocijaban, ya sabía yo de su pequeñez futbolística, ahora conocí lo diminutos que son de alma y mente, sobre todo ustedes dos Paul Aguilar que gritabas por bajo «hay tiro, hay tiro», y tú Guillermo Ochoa con tu ridícula media sonrisa tatuada. Lo de ustedes Giovani y Jonathan dos Santos y sus grotescos tuits festejando la agresión, solamente confirma que existen personas con reducida capacidad intelectual.

No voy a generalizar, porque hubo jugadores que intentaron frenar el demencial momento, Héctor Herrera, Oribe Peralta y Carlos Vela entre ellos, pero a otros solamente les faltó vitorear. Hay que ser un primario y un precario para no hacer nada ante confusiones así, vulgares tipos que en lugar de oponerse a la histeria la aplaudían y la celebraban, y luego nos preguntamos por qué nos va como nos va.

Discutamos, debatamos, expresemos disímiles opiniones, no estemos de acuerdo, pero todo mediante el sano uso de las ideas y las palabras, todos estamos obligados a aprender del sombrío pasaje vivido, todos repito, si no somos capaces de aprender corremos el riesgo de cometer los mismos yerros. En fin, lo he dicho millones de veces y lo repetiré otras tantas, bendito futbol no te mueras nunca carajo, siempre nos ofreces sorpresas y nuevas historias de las cuales aprender.

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