Capsulas de Carreño

Roger Martínez en Clarín. (Daniel Avellaneda, entrevista)

Roger Martinez (1)

 

*El delantero colombiano de Racing se apoya en los referentes del plantel y crece. A los 21 años reconoce que antes no se cuidaba lo suficiente y que aprendió de esos errores. Ahora quiere aprovechar esta nueva oportunidad. “Hay una linda competencia con delanteros maravillosos”, asegura. Un integrante de la comunidad Cápsulas remite esta entrevista concedida al diario Claríb por el atacante colombiano.
Por Daniel Avellaneda,
Clarín
Daniel Avellaneda

 

La Campiña y Camalotes, Cartagena de Indias, Colombia. Corren los niños -o peladitos, como le dicen en este rincón del Caribe- detrás de la pelota. Y entre ellos, el pequeño Roger juega en las calles de tierra hasta que le sangran los pies. No hay dinero para el calzado; tampoco, dolor. El pibe se hace duro en el barrio, a pesar del regaño de Marinella, su madre. “Poníamos dos piedras y armábamos un arco. Cuando llovía, me daban más ganas de jugar. No me importaba lastimarme. A veces, llegaba a mi casa con las uñas rotas y a mi mamá no le gustaba, me retaba”, cuenta Martínez, mano a mano con Clarín.

La charla, que deriva en los recuerdos de su infancia costeña, se produce en el Cilindro, el escenario del gol más trascendental de su carrera. Ahí mismo, el colombiano de 21 años gestó un lujo que resolvió el clásico y dejó a Boca sin entrenador. “En Colombia metí varios así. Pero en esta ocasión, me salió el taco. Fue un recurso. Sinceramente, no estaba pensando en resolver la jugada de esa manera. Se dio y, gracias a Dios, ganamos”, narra.
Por fin puede darse el gusto Martínez de ser considerado en la Academia. Hace dos años, cuando volvió de Cartagena, Reinaldo Merlo lo apartó de la pretemporada en Tandil. Mostaza lo encontró excedido en el peso. “Antes no me cuidaba. Me iba de vacaciones y comía de más. Y uno siempre tiene que aprender de sus errores. En esos momentos, tuve que cambiar muchas cosas. Por suerte, tengo personas a mi lado que están pendientes. Y ahora soy más profesional”, admite. Y menciona a Fernando López, su representante, ex volante de Argentinos Juniors en la década del noventa.

-¿Y qué compañero te marcó? Porque Racing tiene un plantel con varios referentes…
-Antes de entrar al campo de juego, Milito me dijo que todo dependía de mí, que tenía mucho potencial. Diego me dice que nunca baje los brazos, que deje la vida en cada pelota. Siempre lo escucho. Estoy con la oreja parada, como dicen acá. Quiero aprender mucho.
Su apoderado le echó el ojo en Estudiantil de Medellín. Previamente, había jugado en Expreso Rojo y Academia Crespo. Se probó en Boca, le dio el okey Ramón Madoni, pero le bajó el pulgar Coqui Raffo. Pasó por La Paternal, recomendado por Hugo Tocalli, pero Luis Segura -entonces presidente, no lo fichó- y recaló en Estudiantes. Carlos Pachamé lo bendijo, pero Juan Ramón Verón lo bochó. Fabio Radaelli le vio condiciones. Y debutó en Primera con Luis Zubeldía.
-Pero casi no tuviste posibilidades y terminaste en Aldosivi. ¿Creías que ibas a tener revancha?
-Irme a Aldosivi es lo mejor que me pudo pasar porque maduré y volví con más experiencia. La verdad, nunca me quise ir de Racing. Y en algún momento, pensé que no iba a tener esta posibilidad. Pero aproveché mi momento.
-Peleás por un lugar entre Milito, Lisandro López y Gustavo Bou. ¿Nunca pensaste en volver a irte?
-Son delanteros maravillosos y sabía que no iba a ser fácil jugar. Pero yo me quería quedar en Racing. Y ahora hay una linda competencia.
-En Mar del Plata te comparaban con el Kun Agüero. Algunos dicen que tenés cosas de Falcao y de Teo. ¿Vos cómo te definirías?
-Tengo un poco de cada uno. Me reflejo en Falcao porque hizo las inferiores en la Argentina como yo. Ojalá me pueda parecer a él.
-¿Qué se puede esperar del partido del jueves? ¿Es para tomar en cuenta lo que pasó el domingo?
-Va a ser un partido diferente. Boca va a salir a jugar con otra mentalidad. Y nosotros, con la misma idea, ganarles de nuevo.
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