Capsulas de Carreño

Seguro mató a confianza

Jorge Ivan LondoñoPor: Jorge Iván Londoño Maya

*Dándole prioridad a nuestro sentimiento paisa, deseamos sinceramente que la estrella sea de enormes DIMensiones.

Eso le pasó a Nacional frente al Junior. Jugó el partido (pues, si a eso se le puede llamar jugar) aferrado a la confianza que genera Armani cuando de tapar penaltis se trata. Pero no siempre el palo está para cucharas, y esta vez Armani (el  de la frente en alto) salió con los guantes vacíos.

Ese estupendo primer tiempo frente al Junior en Barraquilla, el empate logrado y el hecho de haber sopesado con éxito las fuerzas, propició una antesala llena de optimismo, mas no de confianza, para este partido, el cual, dadas sus connotaciones, exigía un planteamiento, y si se quiere, hasta una forma de jugarse, diferentes.

Inexplicablemente nada salió como se esperaba, debido al pobre comportamiento no solo de los jugadores, sino del técnico, que  planteo un partido diferente a lo que se exigía, situaciones que el Junior, desde el pitazo inicial, inclinó a su favor, al encontrar un medio campo y una defensa plagados de espacios y de libertades, lo que por poco se convierte en goles, malogrados gracias a la ayuda de San Desperdicio.

Creo que ni el más apático seguidor verdolaga, podía entender que pasaba en el campo y en el banco, porque a  medida que transcurrían los minutos aumentaban los desaciertos, las pésimas entregas, las desconcentraciones en defensa, la parsimonia, las faltas para poder frenar en algo el ímpetu del Junior, la falta de espacio, la movilidad. En fin, el primer tiempo fue todo un concierto de mal fútbol.

Creíamos que para la complementaria las cosas cambiarían gracias al tirón de orejas del técnico (pues, eso creería uno) pero todo siguió igual, ni los cambios surgieron efecto, y como siempre, Armani salvador de su arco. Los jugadores del Junior bajaron las piernas, seguros (no confiados) del buen desempeño que antecedía a Viera en los penaltis, ratificado en el partido contra Millonarios.

 Y si señores. Quedamos a merced de los guayos de los cobradores y de los guantes de los atajadores. Con el nefasto  resultado ya conocido. Lo que si extraña es que los llamados “experimentados”, los que ganan duro, excepto Henríquez, aunque de nada haya servido, se hicieran  a un lado para dejarles la responsabilidad a los muchachos.

Y como si fuera poco, para rematar la jornada, el profesor Pekerman, “esconde” la selección y manda a la cancha a los jugadores que nos representarán en los Juegos Olímpicos, excepto el portero Zapata. De ahí que la derrota que nos propina Costa Rica, mostrando buen fútbol, tenga tintes de  castigo, al sentirse subestimados.

Llega entonces la final entre Medellín y Junior, propiciada porque Nacional no acepto la invitación para que fuera netamente montañera. De ahí que, dándole prioridad a nuestro sentimiento paisa, deseamos sinceramente que la estrella sea de enormes DIMensiones.

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