Capsulas de Carreño

Sentimientos de la vuelta de un héroe de otra época (Juan Becerra, ole.com.ar)

Por  Juan Becerra,
ole.com.ar


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No importa la gloria acumulada ni los millones que tenga porque para él el pan debe ganarse día a día.
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El regreso de Carlitos Tevez tuvo de todo. Una ovación de decenas de miles de personas, la reaparición de Maradona en su palco de la Bombonera después de una ausencia de siglos y la tediosa ceremonia de patear pelotas a la tribuna que no sabemos quién fue el sádico que la inventó pero sí sabemos que su objetivo es que los hinchas se maten por un pedazo de cuero.

También hubo lugar para la política. No sólo porque Tevez pidió por la reelección de Angelici con una precocidad inesperada, sino también porque Angelici se dio el gusto de darle la camiseta de Riquelme, el rey depuesto. Pero nada de todo eso puede compararse -porque es de otra categoría emocional- con esas hermosas palabras de Carlitos cuando dijo que volvía para sentir el antiguo cosquilleo de debutante que sólo experimentó con nosotros.

El sentimiento amateur es lo que ha hecho de Tevez un héroe de otra época. Su espíritu de gladiador que no esquiva el martirio y su técnica de juego dependen directamente de ese sentimiento. No es fácil describir con precisión su estilo porque lo sostienen varios factores, en especial el anímico, y esto ocurre aun en los instantes más lujosos de su juego. Pero si hubiera que hacerlo, diría que el estilo de Tevez radica en lo que vagamente llamamos actitud. Actitud para defender la pelota a muerte cuando la tiene, y actitud para recuperarla cuando la pierde.

En ambos casos es la reacción de la bestia que protege a sus cachorros y persigue a los predadores que los amenazan. Todos sus logros vienen de esa relación bestial con la pelota, que es la relación diaria del pobre con el pan que debe ganarse y que tanto nos recuerda a los boxeadores.

Cada pelota dividida se gana o se pierde por knock out. Desde que lo vimos debutar en primera, Carlitos Tevez jamás renunció a ese vínculo. No importa la gloria acumulada ni los millones que tenga porque para él el pan debe ganarse día a día. Cada vez que Carlitos interviene en una jugada nos está recordando -y se recuerda a sí mismo- no sólo de dónde viene sino de dónde sigue siendo todavía. Ese es el ejemplo que va a darles a sus compañeros que a partir de ahora podrán jugar bien o mal, pero nunca a media máquina.

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