Será el River de Gallardo

Por Jorge Trasmonte

*Es por haber forjado un equipo en el que todos estuvieran a la altura del desafío aunque ninguno fuera insustituible.

La incidencia que tienen los entrenadores en los partidos de fútbol es fuente de interminables discusiones. Están desde los que creen que los jugadores son como fichas que el DT mueve a control remoto hasta los que minimizan a casi cero su influencia una vez que la pelota empieza a rodar y ellos quedaron del lado de afuera.

Ha tenido River, antes de la Copa que ganó anoche, dos equipos campeones de América, a los que algunos recordarán por el pase distinguido del Beto Alonso, la potencia del Búfalo Funes, la presencia multiplicada del Negro Enrique o la tremenda presencia de Gallego y Ruggeri (el del 86); y por el Enzo Francescoli, el Burrito Ortega y Crespo (el del 96).

El campeón del 2015 es el River de Gallardo.

No se cometerá la injusticia (o la herejía, para el hincha) de restar valor o minimizar el lugar en la historia del club que bien ganado tienen el Bambino Veira y Ramón Díaz. Tampoco el despropósito de desconocer rendimientos de altísima prestación (Maidana, Kranevitter, Ponzio los más regulares) o momentos de brillo o del toque necesario (Mora, Teo Gutiérrez y, al final, Alario y hasta Viudez).

Pero la influencia que ha transmitido Marcelo Gallardo, técnico nuevo que hizo toda la carrera y el doctorado para recibirse con honores en menos tiempo del imaginable y que, además, armado ya el equipo con su impronta tuvo la lucidez para cambiar estrategias y nombres a medida que avanzaba la travesía y se iban cayendo los soldados por el camino.

Es por haber forjado un equipo en el que todos estuvieran a la altura del desafío aunque ninguno fuera insustituible, que en la historia éste será el River de Gallardo.