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Si hay lucha y juego, gana Tevez; si no, cualquiera (Roberto Perfumo, Olé)
- Actualizado: 15 septiembre, 2015
Por Roberto Perfumo,
Olé
*Boca recuperó el huevo-huevo pero le falta inventiva para seguir en camino hacia el título.
Terminada la fecha de los clásicos (en realidad, genuinos son siete), nos deja otra vez la impronta que viene imponiéndose en nuestro fútbol: salir a la cancha con la consigna de que el rival no juegue.
No estaría nada mal si se lograra ese objetivo con buen juego. Sabemos que el fútbol se completa con dos funciones: juego y lucha. La fecha mostró sin tapujos que no fue así. Sacando el Rojo, que le dio un baile a Racing (3-0), en los otros seis partidos no se vieron tres pases seguidos. Llama la atención el aumento del miedo a perder al acercarse el fin del torneo. Los clásicos son excusas para jugar mal. “No se pueden perder”, dicen los jugadores.
El que más salió beneficiado del clásico, sin dudas fue el Boca de Arruabarrena, que sin jugar bien, con su arquero (Orion) y su back central (Díaz) como figuras, ganó su partido más importante de los últimos años. Jugó para rescatar su identidad, secuestrada por el rival, quien además lo había dejado afuera de las Copas. Incluso ya se empezaba a dudar de la hombría de jugadores y técnico.
Sabemos lo que cuesta en nuestro fútbol cargar con el mote de cagones. Hay un ejemplo claro: el River que todavía llaman “gallina”. En Chile, década del 60, ganaba 2-0 en una final contra Peñarol y terminó perdiendo 2-4. La Libertadores fue para Uruguay y “las gallinas” a Buenos Aires. En el campeonato que conquistamos en 1975, aflojamos en las últimas fechas y se acercó Boca. A puro coraje, no con tanto juego, triunfamos en el torneo después de 18 años. Al miedo lo pudimos dominar y hasta ganarle, como Boca anteayer.
El miedo a perder es como el miedo a cruzar la calle. Si es poco, te pisa un auto; si es mucho, no cruzás nunca. El rival siempre ayuda (como River esta vez) cuando uno tiene el miedo en su justa cantidad. Los síntomas del rival son: desorden y dispersión, pérdida de consignas e impotencia. No puede generar juego y empeora con el tiempo. Los jugadores de River no podían explicar la razón de su mal juego. Eso le pasa al equipo asustado de más, creyente de poder ganar con sólo no dejar jugar al rival.
Boca debe aprender de este partido. No se ganan títulos con sólo luchar. También hay que tener coraje para jugar. Tevez no va a poder bancar a un equipo sin juego. Entonces, si hay sólo lucha, gana cualquiera. Si hay lucha y juego, gana Tevez. Boca recuperó para sí el huevo-huevo. Ahora, para consolidar su candidatura, debe reincorporar su juego-juego. Porque siempre que se consagró campeón, jugó bien.