Capsulas de Carreño

Son de la Loma. Las hojas muertas del otoño.. Por Rubén Darío Arcila – Rubencho .

Por Rubén Darío Arcila – Rubencho.

 

*Buen aniversario y feliz año nuevo. Termina la función. El show debe continuar.

Fatigados, a veces sin comer y siempre sin dormir, buscando afanosamente la conexión del tren o del avión que nos llevaría al Mundial de Ciclismo en Innsbruck, Austria, con todos los pronósticos a favor de los colombianos: “Hablando sin cesar, soñando con llegar la gloria a conseguir.”

En esas estábamos, bajo el tejadillo de oro que le regaló Maximiliano I a su esposa, cuando de repente nos llegó la noticia sobre el fallecimiento de Charles Aznavour, a los 94 años de edad: un grande entre los muy grandes.

Cantó en varios idiomas todas las estaciones del amor, la pasión, la vida y la muerte, con un éxito excepcional en los grandes escenarios del mundo: “Era el amor felicidad. Era una flor de nuestra edad”.

No brilló el sol para los escarabajos en “La perla de los Alpes”. En cambio, todo un veterano en cantidad de batallas por el oro, Alejandro Valverde, bailó el vals de sus 38 años con una gran victoria en casa de los Hasburgo.

Y por tanto, decidimos zambullirnos en las letras de Aznavour para darnos aliento en la derrota. Cuando el cantante francés rinde homenaje a los perdedores sin gloria. Él mismo, igual que pasa a veces con los deportistas, terminó triunfando con bastante trabajo, sudor y lágrimas; antes de alcanzar la fama mundial, muchas de sus obras maestras sufrieron el rechazo parisino.

El mundo entero vistió de luto apenas se conoció la noticia, mientras nosotros intentábamos- narrando para la radio – “Vender un lienzo” de algún colombiano en la pelea del podio por el Arco Iris. El mejor de los nuestros fue Nairo Quintana dejando más de un minuto frente al ganador en la ruta, con la “escalada del infierno” incluida. Días después, el campeón boyacense, dueño de múltiples merecimientos, fue destacado por la UCI como uno de los 100 mejores de la historia.

A Aznavour, se lo llevó una góndola “poniéndole el pecho a los gélidos vientos del otoño”.

“Solo queda un adiós que no puedo olvidar. Hoy Venecia sin ti que triste y sola está”.

Preparaba una nueva gira y acababa de presentarse en el Japón, antes de entrar a la tierra prometida de las leyendas.

Buen aniversario y feliz año nuevo. Termina la función. El show debe continuar.

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