Capsulas de Carreño

Teklehaimanot viste de lunares rojos. Por Pablo Arbeláez Restrepo

Durante dos días, el eritreo Daniel Teklehaimanot, ha sido la sensación del Tour de Francia. Un morocho formado en el ciclismo de Europa y que es líder de la montaña. Foto cortesía Fundación Qhubeka.

Durante dos días, el eritreo Daniel Teklehaimanot, ha sido la sensación del Tour de Francia. Un morocho formado en el ciclismo de Europa y que es líder de la montaña. Foto cortesía Fundación Qhubeka.

Por Pablo Arbeláez Restrepo

Pablo Arbelaez
Hoy, más que nunca, Nelson Perea, Jonnier Romaña, Jesús David Cuesta, Julián Henao, José Luis Hurtado y Elkin Vianney Perea deben estar de fiesta.

Hace un año, estos seis pedalistas se le midieron al reto de competir en la Vuelta a Colombia, en representación del Chocó. La mayor parte eran totalmente inexpertos, pero provistos de una ganas tan grandes como su olvidada región.

Seguramente la media docena de deportistas ni siquiera sabía de la existencia de un país llamado Eritrea, en África, y de pronto alguno de ellos sí había oído hablar de un corredor morocho, Daniel Teklehaimanot.

Y deben estar de jolgorio los pedalistas chocoanos, porque alguien muy parecido a la mayoría de ellos, un muchacho de 26 años, de piernas largas, de 1.88 metros, salido de los confines del mundo, y de raza negra, se convirtió en líder de la montaña del Tour de Francia.
El año pasado, los chocoanos le dijeron al país, que además del abandono del Estado, en su departamento había ciclismo; que iban a competir en la ronda nacional y que querían estar, igualmente en las pruebas del pedal de los Juegos Nacionales de 2015.

A cientos de kilómetros de Quibdó, el moreno Teklehaimanot, tuvo el valor de salir, años atrás,  de su doliente nación, que apenas conoció la independencia en 1993, para hacer parte del Centro Mundial del Ciclismo, en Aigle, Suiza, donde se formó como corredor, para llegar finalmente al cuadro MTN-Qhubeka, de Sudáfrica, que lidera la fundación bicicletas cambia vidas.

Desde el jueves, el corredor de Eritrea se convirtió en el centro de atención de la Grand Bouclé, porque le sucedió algo similar que a José Patrocinio Jiménez, cuando el Viejo Patro, haciendo parte del exótico equipo aficionado de Colombia de 1983, se volvió líder de la montaña de la ronda gala. Toda una novedad.

Daniel Teklehaimanot lleva, con su alta figura, a retroceder en el tiempo, para confirmar que los negros también pueden romper el mito blanco del ciclismo, ese que quiso imponer desde la Unión Ciclista Internacional Heine Verbruggen, con sus medidas retardatarias y contrarias a la globalización de este noble deporte. Y más cuando desde este año se celebra el decenio internacional de los afrodescendientes.

Por eso, es que hoy saltan a la memoria, el caucano Jesús María Lucumí, el corredor patrocinado por Maizena, las Fuerzas Armadas y la Televisora Nacional, que animara durante siete años la Vuelta a Colombia, con un triunfo de etapa en 1957. Así como los seis chocoanos que están de plácemes y con alguien en quién verse. Y en mayor medida el eritreo Teklehaimanot, el de moda, que viste la sagrada camiseta de lunares rojos. La de los escarabajos.

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