Capsulas de Carreño

Tolima-Nacional. Final en el Atlenal

A propósito de la final Tolima – Nacional, fuimos al Bar Atlenal, lugar donde el  fútbol y la  bohemia se funden, espacio para ver el fútbol del verde y sentir que estamos vivos, porque quedamos quedamos a un empujón de la diez y ocho. Foto tomada de YouTube.

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Por Luis Felipe Gómez Isaza.
Columnista Cápsulas.

 

En Envigado, cinco cuadras arriba de la plaza  y subiendo por el margen izquierdo de la Iglesia Parroquial del padre Mejía del “brujo de Otra parte”, exactamente en la carrera 38 con la 75, queda el bar Atlenal.  Desde hace setenta y siete años se encuentra en el mismo lugar y en la misma esquina, antes denominado Bar “Don Quijote” y desde hace cuarenta años con el nombre actual.  En el momento es administrado por  su propietario, el querido Aníbal Rojas y su hijo, alberga hinchas del fútbol, sobre todo del Atlético Nacional y también amantes del tango.

 

Es un espacio recién remodelado  que para permitir mayor capacidad y amplitud, veinte personas, aun  conserva  sus tapias, sus  puertas viejas de madera, sus baldosas antiquísimas, su barra vieja  la cual  se encuentra bien surtida  por licores nacionales, entre ellos el  aguardiente antioqueño y también por  licores internacionales de excelente calidad, su piano del año cincuenta y cuatro donde se pueden poner discos de setenta y ocho revoluciones y  escuchar a  Gardel a Troilo y a Corsini.  Las paredes están revocadas con equipos de todas las épocas, desde el cincuenta y cuatro hasta el último verde campeón, también hay afiches de cantantes de tango y de música popular.

El Atlenal es un bar icónico de la parroquia, así como  lo es el Málaga del centro, el Alaska de Manrique, el Homero Manzi de la calle Bomboná, la cabaña del recuerdo de Envigado, el Clarita de Itaguí, lugares donde el  fútbol y la  bohemia se funden, donde las jugadas no terminan jamás y  donde el bandoneón acompaña la conversa amable y nostálgica. Aníbal voy para allá, sepáreme la mesa, póngale buen   hielo al vaso para llenarlo de agua de vida y un buen chicharrón.

 

Hoy juega el verde su primera final. Buenas pantallas, buen sonido colocan  desde el tango del cincuenta y cuatro hasta  el último  raeggeton, a las seis llegamos y poco a poco el bar se fue llenando de hinchas que  en paz pedían sus cervezas y aguardiente mientras esperaban con ansiedad y paciencia el comienzo del partido. Sigo el calentamiento,  veo  a Yeison Guzmán, pechifrio resucitado y ahora ídolo del Tolima, de un momento para otro, se mejoró y allá, que horror Tolima siempre se ha aprovechado de los malos negocios de Nacional, a nosotros nos mandaron a Mosquera, que duelo.

También calentando está Nieto, ese si se quedo sin amor propio, muy pasivo, no lo lamento ni tampoco al Rovira y su lentitud. Tolima viene empujado por el VAR, el verde al contrario trae viento en la camiseta  luego de su triunfo en la copa, lo mejor que tenemos es definitivamente,  Román, un crack,  una lástima que Marino no esté. Juárez sorprende con la nómina, me gusta, tres volantes de primera línea y jugones, jugará a la transición y a tener la pelota.

Tolima no es claro y no descifra al verde. Al minuto veinte, Nacional no lo sufre a pesar de imprecisiones de nuestro Guzmán en las salidas.  Buen chicharrón trajeron. Nacional tiene la pelota y deja pasar el tiempo, parece un bandoneón, lleva y trae la pelota, aire y música, Ospina recibe de los volantes y vuelve a poner en juego la pelota. Tolima no parece en una final, Nacional toca y toca, por momentos  es un olvido feliz del frontón que puso con América o contra el DIM, se defiende con el cuero. Se descuida el vino tinto roba Viveros que tiene lomo y potencia, el arquero no da garantía al disparo del nueve que va  al ángulo, rechaza al costado  y  Dayron que acompañaba, empuja el primero, locura en el Atlenal.

Próxima cita en Atlenal, domingo 22 de diciembre. Foto @nacionaloficial.

Nos abrazamos, seguimos disfrutando el agua de vida. El primer tiempo termina, bien jugado, bien planteado. Veremos que piensa González, lo veo muy pequeño y preocupado para el reto que le puso enfrente el mejicano, no es la final del 2004.  Comienza la segunda parte, misma tónica del primero, Nacional espera pero llega el Tolima, David en la raya salva. En una jugada aislada se queda el verde con diez, parece expulsión justa. Johan Castro remplaza a Ceppelini, sacrificio, el uruguayo lo hizo bien. Setenta minutos, Nacional vuelve al frontón, se defiende  contragolpeando.

A los 75 el paraguayo Ramírez, luego maniobra de Guzmán,  concreta el empate. El Atlenal queda frio y en silencio. Ahora Tolima se viene con todo, son once y nosotros diez. Sarmiento ingresa por Angulo, no entiendo el cambio,  Castro pasa a la izquierda, bueno el médico recién graduado sabrá, faltan diez, esperamos que no sea un error. Tolima levanta la pelota, Tesillo y Aguirre se encaraman en el aire  y la sacan. David llega a rincones insospechados para su edad. Sufre Nacional el partido, o al menos nosotros.

Tolima de manera desordenada mete al verde en un arco, ya son noventa. David se crece, Tesillo y Aguirre son imposibles de pasar. Guzmán y Rovira siguen siendo pechifrios, no los extraño, juegan para el verde, Betancur pita el final, uno a uno, una astrologa predijo el título. Veremos que pasa en Medellín, fútbol es fútbol, suena Bless, quedamos a un empujón de la diez y ocho. Aníbal, gracias por tener un espacio para ver el fútbol del verde y sentir que estamos vivos, el Atlenal es una experiencia inolvidable, nos se lo pierdan, final en el Atlenal.

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