Capsulas de Carreño

Triquiñuelas a la carta.

En el piso Teo Gutiérrez uno de los líderes de las triquiñuelas en la Liga Dimayor. Cuando estuvo en el Junior y ahora en el Deportivo Cali. Nada cambia. Foto: www.elheraldo.co

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Por Jorge Iván Londoño Maya.
Columnista Cápsulas.

 

 

*Recogebolas que desaparecen. Cambio de dos jugadores faltando 2 minutos para terminar el tiempo reglamentario.

Como están de moda las triquiñuelas, apadrinadas por los árbitros, y patentadas por nuestros futbolistas para perder tiempo, y  de paso servir para ganarnos el honroso primer lugar, como el país del mundo en donde menos tiempo real se juega, no está por demás darles un repaso. Saquen mecato.

 

Comencemos por la gran cantidad de faltas. El promedio en un partido está por el orden de 35, y la demora para el cobro ronda los 30 segundos; es decir, que en este tema se pierden  alrededor de 10 minutos.

Tirarse al piso para fingir un calambre y pedir ayuda al banco.

Ante cualquier falta, pegar un estruendoso grito, rodar por la grama hasta quedar boca abajo, dar palmadas a la grama en señal de extremo dolor, y esperar a que lleguen el médico del equipo y la Cruz Roja. El médico saca el aerosol para rociar  la parte afectada y santo remedio.

En cada falta pitada, uno o dos jugadores rodean el balón y no dejan cobrar hasta cuando el árbitro los corra con escarpines.

En los saques de banda se roban metros y segundos.

En las sustituciones salir caminando, despidiéndose de mano de Raimundo, acompañado por el árbitro y un contrario, que lo van empujando “amigablemente”. Antes de llegar a la raya, volver a parar para bajarse las medias y sacarse los protectores.

En todas las faltas pitadas por el árbitro, rodearlo, manotear y alegarle.

El portero, para despejar,  casi siempre va por el balón al lado de la portería en donde no está, luego lo pone en la grama, le da diez vueltas, reversa despacio, patea el vertical con la suela del guayo y señala con las manos a donde lo va tirar.

El portero y dos defensas se ponen en posición para sacar en corto, y luego de un minuto de espera, el portero se arrepiente y hace ademanes de que va a sacar largo, por lo que espera a que el equipo se corra hasta la mitad.

El portero en toda atajada se reciente de sus manos, por lo que se para el partido para atenderlo. Entra el médico y el auxiliar, se hace corrillo a su alrededor, muchos llegan a sacar agua, hasta el propio árbitro.

Arrodillarse para amarrarse los cordones de los guayos.

Cuando cambian al capitán, éste va a buscar a paso lento, al compañero que le va a entregar la franja y se repite el mismo ritual.

Dos jugadores se levantan para cabecear, ambos se golpean en el aire y anote 3 o 4 minutos perdidos.

Cuando el árbitro suspende el partido porque es advertido por los del VAR, se le arriman dos o tres jugadores del posible equipo perjudicado a conversarle, y así desviarlo de la conversación.

Y ni hablar  de las celebraciones de los goles, en los que el anotador va hasta las vallas para confundirse con los  hinchas eufóricos. Por mencionar solo una.

Cuando se va a cobrar un tiro libre, dos o tres jugadores rodean el balón. Luego el árbitro pinta la grama con la espuma, los que conforman la barrera siguen las instrucciones de su portero, el árbitro vuelve a rectificar la línea de la espuma, borrada “sin intención” por los guayos, luego el árbitro les advierte a los de la barrera que las manos van sobre el cuerpo.

Y ni hablar de los cobros de tiro de esquina. Primero quien va a cobrar va a paso de procesión de viacrucis, luego el área se convierte en un ring de lucha libre, por lo que  tiene que intervenir el árbitro para advertir que cualquier falta da lugar al cobro del tiro penal, sanción que todos saben de sobra.

Hablando del cobro del tiro penal, ténganse fino. 4 o 5 jugadores rodean al árbitro 2 o 3 minutos para decirle que no hubo falta o que mire la pantalla del VAR. Cuando la falta se ratifica, llegan las azaradas de rigor para el ejecutor, el árbitro va donde el portero a decirle que no se puede tirar antes de la ejecución, luego hace un repaso por la raya que demarca el área para que todos los jugadores estén detrás de la misma.

Recogebolas que desaparecen.

Cambio de guantes para el arquero.

Balones que son tirados al campo de juego.

Propiciar un amago de bronca.

Propiciar que el árbitro vaya al banco a recriminar al aguatero.

Cambio de dos jugadores faltando 2 minutos para terminar el tiempo reglamentario.

Ahora sí, a disfrutar el partido.

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4 comentarios

  1. Victor H Restrepo Tapias.

    13 marzo, 2022 at 12:23 pm

    EL TIEMPO QUE SE PIERDE EN PARTIDOS DE COLOMBIA
    La pereza y pena ver fùtbol Colombiano, parece que cada partido se forma otra disputa, quièn engaña mas veces al árbitro.

    Esto se acabarìa quizás, con tiempo cronometrado como el baloncesto, corre mientras corra la pelota. Jugador que dure en el piso tirado, estaŕa fuera el mismo tiempo que se demorò en ser atendido y recupearse. Hacer cambios solo hasta el minuto 75 de juego de ahì para allà no se permitiràn, asì se lesione quièn sea, jugaràn incompletos y otras medidas para acabar con tanta marulla y patraña, que la verdad asquean el pobre fútbol Colombiano.
    Víctor H. Restrepo Tapias

    Hincha de Nacional
    Cali.

  2. Saùl Restrepo

    12 marzo, 2022 at 11:14 am

    LA PÉRDIDA DELIBERADA DE TIEMPO
    Esto es un asunto preocupante para el deporte. La pérdida deliberada de tiempo.

    Todas estas perradas se quitan cuando implanten el tiempo real de juego, Así como en microfútbol. Si el balón no está en juego, se para el reloj.

    El fútbol pide esto a gritos, así como los que emiten en cada falta que se cometen entre ellos. El tiempo efectivo tiene unas estadísticas que muestran que realmente es un problema para la competición y el espectáculo.

    En general, se juegan 52 minutos de los 90 reglamentarios. En los primeros tiempos usualmente se juegan solo 26. Y el promedio por equipo es de 30 minutos perdidos por juego. Entonces; ¿Porqué se encalambran tanto?

    El tiempo efectivo de juego es muy bajo no solo aquí, en ligas internacionales el panorama no es muy diferente, se pueden discutir las formas de perderlo, pero el promedio es similar sea en España, Países Bajos o Italia. Los porcentajes de juego son similares. En donde mas se juega es en la Bundesliga con 57%. De los equipos de las grandes ligas europeas el mejor en este rubro es el Bayern Múnich, con un promedio de 62 % (aproximadamente 55 minutos). Si esto juegan allá, imagínese acá.

    Ojalá la International Board y FIFA implementen esta reforma con modo de urgencia prioritaria. A ver si estas cosas pasan a ser recuerdos y anécdotas de como se jugaba antes y a los que no les tocó, no crean las trampas e injusticias que se aceptaban y ponderaban dentro de los partidos.
    Saúl Restrepo

    Hincha de Nacional
    Bogotá

  3. Luis David Obando López

    12 marzo, 2022 at 10:42 am

    UN PAR DE COROLARIOS
    Adhiero a cada una de las acertadas descripciones y los comentarios de Jorge Iván, a propósito de que, estadísticas en mano, tenemos el fútbol más interrumpido del planeta. Sobre sus mismas líneas, un par de corolarios:
    * La inutilidad de las «serias advertencias» arbitrales a los defensas antes de cada tiro de esquina, pues aunque se presenten llaves de artes marciales en contra del equipo atacante, nunca se pita penal (y en la reclamación del mismo se va otro tiempito).
    * Pasado todo esto, cuando por fin llega el momento de disfrutar el partido… ¡ya es hora del pitazo final!
    Luis David Obando López

    Hincha de Nacional
    Medellín

  4. Juan Gutierrez

    11 marzo, 2022 at 7:08 pm

    *POR TRIQUIÑUELAS A LA CARTA
    Muy admirado por estos lares y con razón el troesma Zubeldia, pero cuantas de estas triquiñuelas aparecieron en las canchas de la mano de Estudiantes de la Plata. Para iniciar, lo jugue y lo vi jugar en las canchas auxiliares en sus mejores épocas el fútbol de Antioquia y nunca escuché quejidos-berridos por una falta.

    Y creanme, patas duras nunca le han faltado al fútbol. Ahora y por ironía recuerdo a Sarmiento braveando por punta y punta; contrarios hábiles y rústicos que maltrataban a su concuñado el ahora técnico de Nacional, quien se pasaba de decente y por tanto le migaban como a trompo ponedor. Ah.. una buena solución debería darse desde los bancos de los técnicos, quienes al fin y al cabo, tienen la última y decisiva palabra.
    Juan Gutiérrez

    Hincha de DIM_73
    Chicago

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