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Triunfo Verde con moño de 58,5 metros
- Actualizado: 28 septiembre, 2023
Por Jorge Iván Londoño Maya.
Columnista Cápsulas.
*Sigue pues el Envigado estrenando técnico, y que como siempre sucede, tratará de lucirse ante sus hermanitos mayores.
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Rionegro, en donde se promulgó la Constitución de 1863, la misma que dio lugar al nacimiento de nueve estados soberanos, con autonomía fiscal y legal, que conformaron “Los Estados Unidos de Colombia”, dicha que solamente duró 23 años, o sea hasta 1886, año en que fue derogada por una nueva Constitución, porque así somos, esta vez sirvió para declarar la intención de acercamiento entre el cuerpo técnico de Nacional, y en alguna medida con los jugadores, con su hinchada, resquebrajado por la debacle sucedida hace pocos días ante el América. Los dirigentes no entran en este proceso, por ser caso perdido; ni siquiera de Dios tienen perdón.
El Estadio Alberto Grisales, que entre otras pide a gritos una mano de pintura, inconcebible teniendo a 3 kilómetros nuestra fábrica insignia, y el equipo Águilas Doradas, sirvieron de escenario y de juez para celebrar esta convención que dará inicio a la reconciliación, como todas dolorosa y difícil, porque en adelante nada será perdonado.

Él fue, Robert Mejía, el autor de un SEÑOR GOLAZO convertido desde 58,5 metros, que entrará a competir por el gol Puskás.. Nos recordó el gol de Candelo al Tolima.
El humo dorado, creo que por primera vez; los hinchas de siempre, algunos con la camiseta oficial y dirigidos por el “cole” disfrazado de aguilucho; los del sur en la tribuna oriental, los sentados en el morro vecino, los mirones que aprovechan cualquier hueco o espacio, los televidentes y oyentes, fuimos testigos de este partido de ida de los cuarto de final de la Copa Colombia; repito, con visos de convención.
Águilas de entrada mostró lo único que sabe hacer, un juego bien sincronizado, como baile de tango, con todos para arriba y todos para abajo, consigna bien controlada por la defensa verde. Por su parte Nacional apoyaba su ataque en Dorlan, Deossa y su bailado y Mejía, para que Perea, quien andaba de japiverdi por sus 18 primaveras, que envidia, y Eric Ramírez, deje así, pusieran en aprietos al portero Contreras.
Primer tiempo con aires de película “lata”, inundado de faltas, en el que cada equipo exhibió su fútbol marca registrada; Águilas con más toques y Nacional con sus dos o tres pases para llegar al área rival. Al minuto 36, cobro geométrico de tiro de esquina por parte de Perea, para que Aguirre levante vuelo de águila y anote de cabeza; gol con celebración tardía y que no tuvo el festejo que merecía, por todo lo que representaba. Minutos después en un contragolpe, Dorlan cierra los ojos y manda el balón que pasa cerca de la portería. Se baja el telón para dar paso al infaltable tintico.
Para el segundo tiempo Nacional ejerce superioridad en el juego, y todo se va dando para que llegue el minuto 62, en el que Dorlan rescata al balón a un contrario, balón que queda en Robert Mejía, quien da dos pasos y de derecha manda un matracazo que luego de cubrir una distancia de 58,5 metros, baña a Contreras e ingresa a la portería echándole piropos al travesaño, SEÑOR GOLAZO que entrará a competir por el gol Puskás y que fue celebrado en medio de risas, abrazos, algarabía en la tribuna, arrodillada colectiva y una pantomima propia del anotador (monedita al aire). Nos recordó el gol de Candelo al Tolima.
Y faltaba el postre que llegó al minuto 93, centro desde la derecha por parte de Neider Moreno, Contreras que despeja al centro del área, allí recibe Jefferson quien con un amague de fantasía se saca al mismo Contreras y a un defensa, y tira para anotar el tercero y definitivo, que le permite a Nacional embolsillarse las llaves para abrir la puerta de la siguiente ronda de esta Copa Colombia. Obvio que falta el partido de vuelta, que no tendrá vuelta atrás, porque advertidos están.
Lo hecho por el equipo, enjuaga en algo la desazón que nos produjo aquel imperdonable partido; pero no crea, la herida sigue abierta, mejor dicho, esto tendrá manejo de infidelidad conyugal, en la que se acepta seguir, pero al menor desliz….notaría asegurada.
Sigue pues el Envigado estrenando técnico, y que como siempre sucede, tratará de lucirse ante sus hermanitos mayores. Así pues señor Amaral, se requiere la misma nómina y la misma estrategia de ataque contundente; y señores jugadores, actitud, entrega sudor y coherencia para lograr un triunfo holgado. Ya saben.
“La actitud es una pequeña cosa que marca una gran diferencia”. Winston Churchill.