Capsulas de Carreño

Un Junior triste, mustio, lánguido… Por Hugo Illera, Diario Deportes

 

Por Hugo Illera, Diario Deportes.

 

*Este Junior de hoy no representa lo que en esencia es el Junior del Alma y lo que somos los barranquilleros.

 

 

Lo del Junior de hoy va más allá de un simple partido de fútbol, de la alineación, de si jugó Pedro o Juan. Pocas veces he sentido esa sensación de ver a un Junior triste, lánguido, mustio y de ver a un técnico en la raya con gestos de qué puedo hacer ahora y me he acordado de aquella expresión de un jugador que una vez me dijo “cuando se acaba la calidad, queda el orgullo”. Huevos que le llaman los argentinos. En este Junior, ni una cosa, ni la otra. Esa sensación de orfandad no solamente la he sentido esta noche, sino que ha sido repetitivo en los últimos juegos en los que ni fútbol, ni goles, ni orgullo, ni huevos.

Anoche hice el balance la situación con una persona a la que acudo para confrontar ideas. Frente a Rionegro, Junior ganó con un penal que no fue penal. El partido contra Envigado fue una miseria. El partido contra Patriotas se podría llenar de escusas como la gramilla, la falta de oxígeno por la altura y de llevar un “segundo equipo” para guardar a los titulares para ganarle al Pasto en Barranquilla (?).

Pero el partido de anoche no tiene ni excusas, ni perdón de Dios. Gómez, no está, Ángulo mucho menos, Didier desordenado en la lógica de hacer la lectura del partido, Cariaco improductivo, Sherman dándole la razón a quienes dicen que es jugador de un tanquecito de gasolina, Borja displicente, sin peso en la cancha, perdido, Hinestroza a veces sí y muchas veces no. Y así.

Coincidimos con mi interlocutor que lo que más nos preocupa es la interpretación del juego por parte del Profe Amaranto. Que planifique, que trabaje, no lo ponemos en duda. El tema se trata de la visión del desarrollo del juego para darle la vuelta a lo que no está bien y solucionarlo. Cambiarle el destino a los partidos que son adversos y apuntalar los que son favorables. Y algo aún más preocupante, la no respuesta del grupo a lo que él quiere proponer y desarrollar.

El Junior de hoy es la antítesis de lo que es Barranquilla. Una ciudad alegre y feliz. Este Junior juega diferente a lo que somos y sentimos. Es un equipo sin una idea coherente y totalmente estéril. Han pasado cuatro partidos sin un bendito gol. El gol es la esencia del fútbol, la felicidad instantánea y es el producto mediante el cual ganas no solamente partidos, sino campeonatos.

El fútbol sin el gol no existe. No puede ser que hayan pasado cuatro partidos sin un triste gol, sin que el Juniorismo pueda abrazarse en medio de la emoción de un gol del Junior.

Frente a Barcelona de Ecuador 0x2, frente a Envigado 0x1, frente a Patriotas 0x0 y esta noche frente a Pasto 0x1. Cero que contrasta con las grandes sumas de dinero que gana cada jugador del Junior. Bien ganado, digo siempre. Pero, de verdad. ¿Esta vez ese dinero está bien ganado? Están cumpliendo para lo que fueron traídos a tan altos costos.

Este Junior no es ni sombra del que se desmontó en diciembre del año pasado y un poco antes con la salida de jugadores que ganaron todo y que, además, jugaron una final de Copa Suramericana. El Junior que jugaba bien y bonito, que hacía goles y que ganó campeonatos.

Este se parece más bien a la Torre de Babel. Pareciera que estuviera integrado por un alemán, un chino, un filipino, un japonés, un surafricano, un australiano, un uzbeko, un nepalés, un hindú y un ruso que no hablaran para nada el español. Creo, sin embargo, que jugarían mejor al fútbol.

Junior desmontó al equipo que nos encantó y fue ganador por mucho tiempo. Se trajeron 9 jugadores nuevos más el regreso de Rangel. La pandemia primero y la renuncia de Comesaña después han dejado el proyecto huérfano.

Pero, y dónde está el orgullo. En este Junior da igual ganar, empatar o perder. 4 ganados, 5 empatados y 3 perdidos con 10 goles a favor y 9 en contra. Menos mal que Viera siempre está ahí, siempre responde.

Me gustaría saber qué sienten cuando vuelven a casa y están repitiendo el partido. O cuando los amigos o familiares les hablan del juego. Porque pienso en el sentimiento del Juniorismo, de la frustración de la hinchada, y me imagino que no será igual. Algunos han venido aquí simplemente de paso. Y son muchos.

Antes se anotaba un gol y se exhibia la camiseta con orgullo. ¿Cuándo fue la última vez que un jugador del Junior besó el escudo mostrando ese orgullo y el agradecimiento por estar en un equipo que les cambia la vida y les asegura el futuro económico?

La frustración de usted, que lee estás líneas, es la misma mía. La historia del Junior está cimentada por el buen fútbol, por los goles, por las estrellas ganadas. Este Junior de hoy no representa lo que en esencia es el Junior del Alma y lo que somos los barranquilleros.

Este es un Junior triste, mustio, lánguido…

Barranquilla

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