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Vital formar al jugador en valores. Por el DT Armando Villegas.
- Updated: 6 febrero, 2018
* Pedagogos, psicólogos y coaches especializados deben participar en la formación de niños y jóvenes futbolistas.
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Por Armando Villegas, DT
El jugador de fútbol profesional se encuentra en un mundo donde la exigencia de estar en el más alto rendimiento es solicitada de manera constante y excesiva, no solo por parte del técnico, sino también por los directivos y dueños del club, como también por la afición.
De este modo, el jugador profesional está expuesto a una continua exigencia que viene de todas direcciones, sin considerar las que él mismo se coloca, por lo que si no sabe cómo manejar el estrés que genera el poder cumplir con las expectativas de tales exigencias, puede ser perjudicial para su estado emocional y anímico, afectando así su rendimiento deportivo.
Estar en el más alto rendimiento es la prioridad de todo jugador profesional, aunque no es una tarea nada sencilla, porque no pasa únicamente por lo futbolístico, ya que quienes estamos fuera de la cancha olvidamos que el jugador ante de ser jugador es un ser humano, una persona, y por ello, al igual que cualquiera de nosotros está predispuesto a equivocarse. Y a su vez, como todos nosotros, pertenece y responde a un contexto social del cual ha recibido una serie de vivencias y experiencias, costumbres y valores, que han incidido significativamente en la construcción de su personalidad.
Siendo el jugador parte de un contexto social del cual recibe un conjunto de estímulos que no siempre suelen ser positivos, partiendo de que su condición humana lo predispone a cometer errores que pueden perjudicar su imagen y rendimiento deportivo, evidenciando en mayor o menor grado en diferentes países como jugadores con una enorme proyección tiran su carrera profesional al piso por cuestiones extrafutbolísticas que no supieron manejar. Y no porque carecieran de facultades para sobresalir, sino porque nadie los educó para ello. Eso es lamentable.
Algunos de estos jugadores no solo caen en actos de indisciplina dentro de un vestuario o en la cancha. Llegan a involucrarse en asuntos de drogas, alcohol, violencia doméstica o de género, entre otras acciones incorrectas que no les permiten explotar al máximo su potencial y, en el peor de los casos, terminan saliendo por completo de su carrera profesional. Ni qué decir de los miles de jóvenes jugadores talentosos que se pierden a diario antes de tiempo.
Por el contrario, podemos observar otro tipo de jugadores que nos sorprenden porque nos demuestran que, a pesar de provenir de condiciones extremas, desarrollan una carrera profesional apegada a una conducta intachable, consecuente con su responsabilidad por mantener un alto desempeño, constatando una mejor versión de ellos mismos cada vez que entran y salen de la cancha, lo que nos lleva a reflexionar sobre qué los hace a ellos distintos de los primeros.
Este tipo de jugadores disciplinados poseen una excelente fortaleza mental que les permite poder sobrellevar su carrera profesional y su vida personal de manera equilibrada y hacer frente a cualquier tipo de exigencias, dificultades y tentaciones. Pero esta fortaleza mental no es originada exclusivamente por un determinismo innato, es todo un proceso formativo y de socialización que viene de la mano de principios y valores humanistas, éticos, ecológicos y espirituales que han sido bien fundamentados en la personalidad del jugador desde su niñez.
Por consiguiente, debemos entender que los jugadores falto de disciplina, compromiso y responsabilidad con su profesión y en su vida personal, incluso familiar, es a causa de una inadecuada o falta de educación en valores en su niñez, lo que trae graves consecuencias cuando son jóvenes y están comenzando su carrera, ya que no cuentan con valores sólidos que le den las herramientas necesarias para afrontar la gran responsabilidad que implica ser un jugador profesional: quien debe saber manejar las altas exigencias y expectativas que se crean alrededor sus potencialidades, y más aún, saber manejar la fama y el dinero que trae consigo el profesionalismo, ya que son dos elementos que sin la debida orientación previa, pueden conducir por caminos estrepitosos.
Por lo expuesto, es importante que las academias y clubes dedicados al fútbol base entiendan que no solo deben concentrar todos sus esfuerzos en brindar una excelente formación futbolística. Esta debe ir acompañada de la misma disposición por brindar una excelente formación en principios y valores. En la medida que los niños actualmente reciban una formación integral y completa, vamos a poder ver en las nuevas generaciones mayores jugadores comprometidos y consolidados en valores. Por lo tanto, podrán entregarnos su más alto potencial y rendimiento deportivo.
Para ello se hace necesario que las academias y clubes desarrollen programas de promoción y fundamentación en principios y valores, que pueden ser diseñados por pedagogos, psicólogos y coaches especializados en la educación de niños y jóvenes que se dedican al deporte. Tal vez para algunos directivos pueda parecer incensaria la participación de estos profesionales dentro de su instituciones, pero los tiempos han cambiado: por las condiciones propias de alto riesgo social a la que se exponen nuestros niños y jóvenes, hoy se hace necesaria su participación.
Cabe destacar que ya existen academias y clubes que cuentan con sus programas de principios y valores, como también con algunos de estos profesionales antes mencionados dentro de sus instituciones, con extraordinarios resultados. No debemos escatimar esfuerzos cuando se trata realmente de impartir una formación óptima que aporte a las nuevas generaciones: jugadores integrales que cuentan con una enorme calidad humana, como excelentes personas y profesionales.
@dtarmando – @dtarmandovillegas