Capsulas de Carreño

Wbeimar lo dijo, y nos quedó grabado

 

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Por Luis David Obando.
Columnista Cápsulas.


Wbeimar lo decía
, y si lo decía, sabía bien de qué hablaba, y lo hacía para ilustrar y enseñar (de ahí su bien ganado apelativo de maestro), no para engolosinarse con el sonido de su propia voz, como tantos otros de vocación farandulera. Aprendimos lo que no está escrito oyéndole comentar juegos de fútbol, escuchando su infaltable programa radial de comienzos de la tarde.

¡Qué vaina! Hoy tenemos que hablar en pasado, porque Wbeimar ya no lo dice. Cerró la persiana de su icónico espacio hace casi tres años, y para continuar las sesiones de deleite y aprendizaje nos quedaba al menos su registro televisivo en el canal Win Sports, con las intervenciones que tocaban en sus cortos turnos. Pero decidió también hacer el clic del off en el control remoto de ese medio, y así, sin anestesia, nos puso de pronto a conjugar su experiencia en pretérito indefinido.

Y entonces la memoria empezó a funcionar. De vuelta a los recordados años setenta, época de largas patillas, bigotes exuberantes y bota campana en el pantalón. Tiempo de chicle, de afiches rosa y de sensación de cambio constante. En las ondas hertzianas, Radio Ritmos sin pausa; pero a la hora del fútbol y entre semana después del mediodía, oídos atentos a Wbeimar lo dice.

Por esas calendas, promotor y maestro de Iván Mejía Álvarez, ¡hágame el favor! Ambos llegados del Valle del Cauca, destinos cruzados de un par de nombres que hoy nos hacen falta pero, por gran fortuna, en vida. Todo porque coincidieron también en la decisión de grandes de saber conjugar con determinación y sentido vital, muy en primera persona, el verbo retirar.

Si hay algo mejor que oír a Wbeimar en sus comentarios, es conversar con él de cualquier tema. Porque no solo se supo cultivar para hablar con propiedad y sin palabrerías en el tema futbolero. Al contrario: esa característica fue únicamente la muestra específica de una personalidad erudita, curiosa, culta, amante y conocedora del arte y la literatura tanto o más como del deporte.

Por eso la que se apaga en medios no es solamente una voz libre en el deporte (¡y falta que hacen este tipo de especímenes!) sino, sobre todo, toda una cajita de música. Que seguirá sonando para tantos interlocutores como tengan la fortuna de seguirlo oyendo, como lo oímos millones de oyentes a lo largo de 63 años de carrera radial y 45 de su programa.

Entre tanto, sin homenajes protocolarios porque no son de su agrado, pero sí con el corazón que añorará su sentido periodístico y formador de audiencias, un mil gracias por todo lo recibido, que fue mucho más que mucho. Periodista, emprendedor y gran ser humano, todo en uno, y con mucha cuerda todavía para disfrutar el presente y el futuro. ¿Qué más se le podría pedir?

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