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Y otra vez Junior.. Por Hugo Illera Jiménez, Diario Deportes
- Updated: 7 junio, 2019
Por Hugo Illera, Diario Deportes
* Vamos que vamos que Junior llega como el actual campeón dispuesto a retener su título. Vamos que vamos por la novena. Porque, ¿quién dijo miedo?…
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Y ahí está otra vez Julio Comesaña. Con la misma camisa azul celeste, con el mismo pelo blanco, con el movimiento de tensión en su quijada apretando dientes o explotando de alegría con los puños cerrados. Junior ha terminado su juego en Medellín venciendo 3×2 a Nacional, pero, en Palmaseca, todavía se desarrolla el juego Cali 1 x Tolima 2. Otro gol de los caleños le confirmaría la clasificación a finales. Un gol más de los tolimenses sería la eliminación. Terminó el juego en el estadio del Cali y se ha venido la catarata de sentimientos traducidos en abrazos, en nojodas, en bacano, en chévere ah, en la propia gramilla de Nacional.
Todo se ha sucedido con una velocidad que no explica, a lo mejor, el cambio en el rendimiento de un plantel que no ganaba, pero tampoco perdía. De un equipo al que la gente le pedía el “sabor” con el que había sido campeón en diciembre o el mismo “sabor” con que fue finalista de Copa Suramericana.
En la fecha 18 se va Suárez, Grau dirige un partido, Comesaña llega para ratificar una clasificación (Junior nunca salió del Grupo de los 8) y enfrentar los cuadrangulares. Poco a poco el equipo fue volviendo a retomar la idea futbolística de Comesaña y poco a poco, también, la gente comenzó a paladear ese sabor que ha identificado a este bendito equipo.
Empate en el Metro con Nacional, victoria sobre el Cali en Palmaseca, empate en casa con Tolima, empate con Tolima en el Murillo Toro, victoria sobre Cali en el Roberto Meléndez y súper victoria sobre Nacional en el Atanasio. Todo rápido casi que en un parpadeo.
Como los tres goles de esta noche. El de Narváez, el de Teófilo y el de Hernández el afortunado anotador de dos goles sucesivos ante el Cali y Nacional que significaron la diferencia a la hora de clasificar. Y dos, como las dos hijas de él, nacidas barraquillero-junioristas. Ese mismo Hernández que, aun teniendo un fútbol exquisito, se viste de obrero para correr, meter, marcar, quitar, generar y anotar goles tan valiosos como importantes.
Y otra vez veo a Julio correr, abrazarse con Grau, con los muchachos, con el cuerpo técnico, con Báez. Otra vez veo a los jugadores ir a buscar a Comesaña para encontrar en él y él, en ellos, la cara de la victoria.
Es que este triunfo sobre Nacional tiene un sabor especial, un triunfo que puso al día frustraciones, malas tardes y malos momentos. Fue como sacarse la espina del tiempo, de todos esos días, minutos y segundos sin poder lograrlo en la propia casa del rival al que se le quiere ganar siempre y con el postre de ir directamente al final de la liga a defender el título, a buscar un histórico bicampeonato.
Atrás quedó el sabor a hiel de las eliminaciones sucesivas en Copa Libertadores y en la intención de jugar, entonces, la Copa Suramericana. Ya no cuenta el dolor. Ahora solo cuenta la alegría.
Este sábado, se viene el primer partido con Pasto. Será, como todas, una final complicada ante un equipo que trabaja en bloque en ataque y defensa, que es rápido y que encontró, en los cuadrangulares, la capacidad goleadora que no tuvo en el calendario regular.
Y ya. Vamos que vamos que Junior llega como el actual campeón dispuesto a retener su título. Vamos que vamos por la novena. Porque, ¿quién dijo miedo?…