Capsulas de Carreño

En el DIM,  eliminación que duele pero no sorprende.

ITAGÜÍ. El buen fútbol  fue escaso en el DIM modelo 2024-1, la descompensación entre defensa y ataque fue notoria, no hubo solidez en la defensa  ni continuidad en el ataque, la diferencia de gol de -9, fue contundente y concluyente. Foto @DIM_Oficial.

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Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas.
María Victoria Zapata, Dama Roja del comentario o simplemente Pola.

 

No le alcanzó al Deportivo Independiente Medellín con su victoria, 1-0 al Envigado, ayer, en la última fecha. Y no le bastó por  una  serie extensa de motivos que tuvieron su génesis en  la conformación del equipo que competiría en el 2024-1.

Al DIM lo sentenciaron sus directivos desde el momento mismo en que desmantelaron  la escuadra subcampeona y  degradaron su nómina de la peor forma posible.

Por ello, y sin que nos causara sorpresa pero  si muchísima  desazón, nos encontramos con una goleada inmisericorde en el debut en Liga:  0-5 ante Millonarios, en El Campín, el  21 de enero.

A esta vergonzosa presentación roja  le sucedieron el 0-3 con Junior, en el Metropolitano, el 0-3  con Boyacá-Chicó en el estadio La Independencia, y  el igualmente  humillante 1-4 con América,  ante la propia afición poderosa, en el estadio Atanasio Girardot.

A  estas penosas goleadas se sumaron el 0-2 con Alianza F.C. en el estadio Eduardo Maestre, el 2-2 en condición de local con Fortaleza y el 1-2 ante Once Caldas,  también en el Atanasio Girardot, que dejaron sinsabores al por mayor.

Pero más allá de los resultados,  decepcionaron el fútbol rojo (más bien la falta de él), el deplorable  nivel de un altísimo porcentaje de sus jugadores, el fracaso en que se constituyeron la casi totalidad de  los mal llamados refuerzos  y la pérdida de  rumbo por parte del cuerpo técnico que encabeza el orientador Alfredo Arias.

Producto de lo anterior, nos encontramos con un DIM sin fútbol- nunca supimos a que jugó- sin estructura táctica, sin  articulación de ningún tipo,  sin  fortalezas individuales ni peso anímico,  un DIM sin cohesión ni juego colectivo, sin estilo ni identidad. Un DIM amorfo.

Y nos encontramos, igualmente, con una escuadra sin columna vertebral,  sin referente en el  gramado, con una zaga del todo insolvente, con un medio campo inexistente y  con un ataque que careció de definidor, de genuino goleador. No hubo ni siquiera un cobrador en propiedad  de los  tiros libres y las penas máximas.

El buen fútbol  fue escaso en el DIM modelo 2024-1, la descompensación entre defensa y ataque fue notoria, no hubo solidez en la defensa  ni continuidad en el ataque, la diferencia de gol de -9, fue contundente y concluyente, no respondieron los jugadores,  ni los antiguos y mucho menos los recién contratados,

Para empeorar las cosas, el técnico lució del todo nublado en sus planteamientos y conformación de oncenos iniciales. Se le vio  igual en las sustituciones y en su insistencia con la titularidad de algunos futbolistas cuyo rendimiento no les alcanzaba ni para ser suplentes.

En ese orden de ideas, por más amarga que haya sido la eliminación no fue inesperada ni sorprendente. Sabíamos que el equipo fue desmembrado por completo. Sabíamos del  “cambiazo” en la  nómina. Lo que nunca comprendimos fue por que  razón el técnico  Alfredo Arias aceptó y/o acogió ese trueque tan desventajoso para el DIM y para su gestión como entrenador del equipo.

Sabíamos, así hubiera  una levísima posibilidad matemática  de paso a cuadrangulares,  que el triunfo en la última fecha no era suficiente, que “la tarea”  era para hacerla durante toda la fase clasificatoria y desde el principio. Infortunadamente el DIM no la hizo y sus múltiples carencias le pasaron una altísima cuenta de cobro y un muy negativo gol diferencia. No bastaba, entonces, solo con derrotar a Envigado…

Hoy entendemos, así mismo, que ningún equipo con 31 goles en contra puede aspirar a un título,  que la eliminación de nuestro amado DIM   es el resultado de  su pobre fútbol, de su muy limitada nómina,  de  todas sus debilidades,  de la ausencia de liderazgos (incluyendo los dirigenciales)  y de  motivaciones durante prolongados tramos del campeonato.

Y aunque duele mucho, esta eliminación no sorprende en absoluto. Por eso reitero lo expresado en esta misma columna:   Al DIM lo sentenciaron sus directivos al desmembrar el equipo subcampeón  y reemplazar sus jugadores por otros sin fundamentación, nivel, ni  fútbol. Jugadores que nunca justificaron su contratación.  Esta eliminación es el resultado de la improvisación y de las pésimas decisiones administrativas.  Nada más que decir.
[María Victoria Zapata B.]

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