Capsulas de Carreño

La gran apuesta del fútbol alrededor del mundo. 

 

Es indudable que los tiempos cambiaron en todos los órdenes de la vida, y el futbol no es la excepción; han cambiado los sistemas, los métodos de entrenamiento, el lenguaje-que algunos utilizan para descrestar calentanos- la medicina futbolera y la economía del futbol; hay por doquier adelantos tecnológicos que no dejan escapar nada, incluso hasta los viejos botines de tacos fueron reemplazados por “guantes” para los pies donde la tecnología hizo su aporte científico y hoy una operación de rodilla se recupera en pocas semanas. 

El mercado del futbol y su ecosistema también cambió y las cifras que se manejan son estratosféricas si de grandes estrellas se trata y si el capital de los árabes aparece en la escena. Hoy algunos estadios ya se llaman “arena” y llevan el nombre de una gran marca.  La industria alrededor del balompié, ropa deportiva, implementos, tarjetas de crédito, aerolíneas, países alimentos, refrescos etc., etc., se tranzan en un partido financiero donde solo los más ricos logran sobrevivir y hacer grandes negocios. El principio darwiniano donde solo el más fuerte sobrevive. 

Existen a la par de los grandes jugadores de futbol, periodistas y analistas que se mueven por los estadios y estudios de TV, con la aureola de grandes estrellas por los contratos millonarios que hacen por el solo hecho de hablar de un deporte que interesa a todos. Exjugadores que, en algunos casos, hoy ganan más dinero incluso del que obtuvieron dándole patadas al balón, y que hoy viven de la imagen y del recuerdo que quedó de su paso por las canchas. 

Pero con todo y los cambios, el futbol sigue siendo el mismo, el futbol lo hacen los jugadores más allá de los sistemas, de los técnicos o entrenadores, de los grandes capitales, de la data que intenta convertir el análisis futbolero en algoritmos de comportamiento y mediciones fisiológicas del futbolista cada vez más exhaustivas. 

No se vaya a creer que el futbol es un negocio fácil, es una apuesta arriesgada para cualquiera, una pasión que si no se lleva razonablemente desde las finanzas puede quebrar a cualquiera que no sea lo suficientemente hábil para manejar el riesgo. Algunas sociedades futboleras cotizan en bolsa y allí juegan y apuestan por su partido más importante, el del mercado de acciones. 

Los grandes jugadores son hoy parte del jet set, estrellas mediáticas que acompañados de sus despampanantes mujeres, o sin ellas, son seguidos a cualquier parte, son noticia o tendencia -como es ahora- por cualquier cosa, así sea la más intrascendente y hasta ridícula. 

La globalización del futbol con la cual soñó Joao Havelange, el fallecido brasilero expresidente de la FIFA es hoy una realidad, hay futbol en los 5 continentes y cada país empujando por ser el mejor y darse cita en la Copa del mundo que día a día abre más cupos para satisfacer la necesidad de participación y las arcas de FIFA y sus asociados. 

La apuesta de FIFA por la expansión del futbol ha creado, primero, una apertura de género donde el futbol femenino es hoy tan fuerte a nivel mundial que poco a poco le viene siguiendo los pasos, en notoriedad, al futbol masculino. Futbol en todas las categorías desde los veteranos retirados hasta las categorías infantiles. En todos los países, así sean tan pequeños como Andorra o las Islas San Vicente en el Caribe. Claro el Vaticano es la excepción, pero seguramente a alguien ya se le ocurrió hacer un equipo de sacerdotes católicos con la bendición del Papa, quien apropósito también es futbolero. Futbol para personas pequeñas, para comunidades LGTB, en fin, para todos y todas, como hay que hablar ahora por el tema de la inclusión. 

Y aunque internacionalmente no todas las selecciones nacionales pertenecen a la élite, sí participan con la ilusión de figurar, como cualquier niño de un país subdesarrollado que corre y patea un balón en cualquier baldío soñando con ser un crack, volverse millonario y lucir la camiseta de cualquier equipo de los grandes del mundo para escapar de la pobreza. Por qué el futbol sigue floreciendo en las barriadas de las clases populares de países empobrecidos.  Basta con revisar la historia de los jugadores africanos o suramericanos que hoy pueblan las grandes sociedades del futbol mundial, para encontrar historias de vida y necesidades tan apremiantes que solo el futbol salvó.

Hoy el futbol de primer orden es para ricos y de ricos (empresarios, jugadores, técnicos etc.) que se apoyan con la TV en los grandes patrocinadores multinacionales y en las apuestas de fútbol que también aportan lo suyo al espectáculo. Estaciones de TV, radios, canales de Internet dedicadas solo al futbol, porque el futbol les representa grandes audiencias, y por lo tanto, grandes réditos económicos. 

Gracias a DIOS hay fútbol, -gritaba un conocido relator colombiano (Jorge Eliecer Campuzano)- y tiene toda la razón, porque el futbol es hoy parte de la cotidianidad del habitante de este planeta, convirtiéndolo en el fenómeno socioeconómico más importante de los últimos tiempos; así algunos filósofos del futbol como el exjugador argentino y campeón del mundo en México 86, Jorge Valdano, hoy comentarista, haya afirmado que el futbol es lo menos importante de las cosas importantes. 

@lidervillegas 

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