Capsulas de Carreño

Un triunfo con poco fútbol.

Juan Fernando Quintero celebra su gol al mejor estilo. Foto DIM_oficial.

Por María Victoria Zapata B.

Un golazo  al mejor estilo Juan Fernando Quintero- en cobro de tiro libre, al minuto 73- le dio la primera victoria local a Independiente Medellín en el presente torneo,  ante un aguerrido Cortuluá.

Fue, sin embargo, un triunfo  rojo con un sabor agridulce. En un mal primer tiempo y algunos minutos del período complementario,  el DIM careció de ideas y manejo del balón.  Tampoco  se  percibieron   mejorías en  el  ataque Poderoso,  no obstante  la presencia de Mao Molina y Juan Fernando Quintero al comando de la zona medular ni  en el ataque a pesar  del esfuerzo de Toloza y Castro por cuanto los delanteros lucieron desconectados del medio campo.  Cortuluá, en cambio,  hizo gala de  orden  táctico, presionó,   se adueñó del esférico, manejó el partido y  llevó peligro constante al arco de David González.

Con el ingreso de Yairo Moreno   por Edinson Toloza, quien salió lesionado, al minuto 45+1, y de Daniel Cataño por Mao Molina, al 61, el equipo recuperó el balón, anotó el gol de la victoria, obligó a Cortuluá a  abrir espacios y tuvo mayor movilidad de mitad hacia adelante.

La fórmula de la pelota quieta, un virtuoso de cobros de tiro libre, un disparo a ras de piso  y un golazo de Juan Fernando Quintero, le permitieron al DIM la conquista de los tres puntos ante  difícil y aguerrido rival.

Quedan asuntos sin resolver
A pesar del triunfo,  siguen los vacíos  en el presente torneo para el hincha Poderoso.
No funcionó la fórmula Mao-Quintero, en un pésimo primer tiempo de un DIM superado ampliamente por Cortuluá.

Y tampoco nos deja satisfecho el triunfo con un equipo que, a excepción de su mejorada zaga,  muestra un fútbol  tan intermitente y tan  dependiente de alguna  acción individual.

Las transferencias de  Christian Marrugo y Andrés Mosquera destrozaron parte de la columna vertebral del equipo. El novelón Juan Fernando Quintero que, al parecer, aun no termina y  las lesiones  que nunca faltan – la última de ellas de Toloza,   ayer,  y con una incapacidad  confirmada de tres semanas,  resienten cualquier proceso por naciente que éste sea,   le niegan al equipo la continuidad  de su onceno titular y  obligan al técnico Juan José Peláez a  la implementación de modificaciones constantes en el equipo.

Con cinco fechas transcurridas  son notables  la  mano del técnico Pelçaez en materia táctica,  la solidez  defensiva , el gran trabajo del zaguero central Santiago Echeverría, la capacidad de sacrificio de Jonathan Lopera y  el potencial del volante Eduard Atuesta, y la voluntad y entrega de los jugadores, entre otros.  Pero  el DIM  sigue sin mostrar progresos   en armado, lo que repercute  de manera directa en la labor de los atacantes y en el fútbol  colectivo. La verdad, preocupan bastante  la  imposibilidad en el manejo del balón,  el poco aporte en creación y el  escaso volumen de ataque.

En conclusión,  el DIM que derrotó anoche al  equipo del corazón del Valle  se mostró fuerte de mitad hacia atrás, débil en  mitad de campo y huérfano  en ataque.  Solo mostró fútbol  la última media hora de juego.

Al técnico Juan José Peláez no le podemos exigir mucho. Por el contrario, debemos agradecerle  su permanencia, firme y estoica, en este temporal tan bravo que es hoy el Deportivo Independiente Medellín, en el que la credibilidad del hincha hacia su dirigencia aun no se repone de su apabullante derrota.

Como no nos  encontremos esta semana con la sorpresiva  noticia  sobre  la transferencia de otro jugador.
(María Victoria Zapata B.)

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