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Un triunfo con poco fútbol.
- Actualizado: 31 julio, 2017
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Por María Victoria Zapata B.
Un golazo al mejor estilo Juan Fernando Quintero- en cobro de tiro libre, al minuto 73- le dio la primera victoria local a Independiente Medellín en el presente torneo, ante un aguerrido Cortuluá.
Fue, sin embargo, un triunfo rojo con un sabor agridulce. En un mal primer tiempo y algunos minutos del período complementario, el DIM careció de ideas y manejo del balón. Tampoco se percibieron mejorías en el ataque Poderoso, no obstante la presencia de Mao Molina y Juan Fernando Quintero al comando de la zona medular ni en el ataque a pesar del esfuerzo de Toloza y Castro por cuanto los delanteros lucieron desconectados del medio campo. Cortuluá, en cambio, hizo gala de orden táctico, presionó, se adueñó del esférico, manejó el partido y llevó peligro constante al arco de David González.
Con el ingreso de Yairo Moreno por Edinson Toloza, quien salió lesionado, al minuto 45+1, y de Daniel Cataño por Mao Molina, al 61, el equipo recuperó el balón, anotó el gol de la victoria, obligó a Cortuluá a abrir espacios y tuvo mayor movilidad de mitad hacia adelante.
La fórmula de la pelota quieta, un virtuoso de cobros de tiro libre, un disparo a ras de piso y un golazo de Juan Fernando Quintero, le permitieron al DIM la conquista de los tres puntos ante difícil y aguerrido rival.
Quedan asuntos sin resolver
A pesar del triunfo, siguen los vacíos en el presente torneo para el hincha Poderoso.
No funcionó la fórmula Mao-Quintero, en un pésimo primer tiempo de un DIM superado ampliamente por Cortuluá.
Y tampoco nos deja satisfecho el triunfo con un equipo que, a excepción de su mejorada zaga, muestra un fútbol tan intermitente y tan dependiente de alguna acción individual.
Las transferencias de Christian Marrugo y Andrés Mosquera destrozaron parte de la columna vertebral del equipo. El novelón Juan Fernando Quintero que, al parecer, aun no termina y las lesiones que nunca faltan – la última de ellas de Toloza, ayer, y con una incapacidad confirmada de tres semanas, resienten cualquier proceso por naciente que éste sea, le niegan al equipo la continuidad de su onceno titular y obligan al técnico Juan José Peláez a la implementación de modificaciones constantes en el equipo.
Con cinco fechas transcurridas son notables la mano del técnico Pelçaez en materia táctica, la solidez defensiva , el gran trabajo del zaguero central Santiago Echeverría, la capacidad de sacrificio de Jonathan Lopera y el potencial del volante Eduard Atuesta, y la voluntad y entrega de los jugadores, entre otros. Pero el DIM sigue sin mostrar progresos en armado, lo que repercute de manera directa en la labor de los atacantes y en el fútbol colectivo. La verdad, preocupan bastante la imposibilidad en el manejo del balón, el poco aporte en creación y el escaso volumen de ataque.
En conclusión, el DIM que derrotó anoche al equipo del corazón del Valle se mostró fuerte de mitad hacia atrás, débil en mitad de campo y huérfano en ataque. Solo mostró fútbol la última media hora de juego.
Al técnico Juan José Peláez no le podemos exigir mucho. Por el contrario, debemos agradecerle su permanencia, firme y estoica, en este temporal tan bravo que es hoy el Deportivo Independiente Medellín, en el que la credibilidad del hincha hacia su dirigencia aun no se repone de su apabullante derrota.
Como no nos encontremos esta semana con la sorpresiva noticia sobre la transferencia de otro jugador.
(María Victoria Zapata B.)
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