Capsulas de Carreño

«¡Vas a marcar el gol del título!»

Por Ricardo González.
@globoesporte.com.


Hay un dicho en el fútbol que dice que las estrellas ganan partidos, las plantillas (entrenador incluido) ganan títulos. No fue diferente en el título más importante de la historia del Fluminense

Con todo el brillo de las actuaciones de los jugadores a lo largo de la campaña, el equipo no habría sido campeón sin Fernando Diniz. Un entrenador que me encanta y al que elogio desde 2017 cuando fue a Jundiaí a retransmitir un partido del Paulistão entre Paulista y Audax, y vi con la boca abierta cómo el equipo visitante jugaba desde su portero, sin patear, haciendo llegar el balón. sus pies se levantan para atacar. Contra Boca, Diniz completó un círculo virtuoso como doble psíquico, utilizando sus métodos psicólogos para motivar a John Kennedy, gritándole a centímetros de distancia: «¡Vas a marcar el gol del título!».

Hace tiempo que escribo que Diniz es bueno para el fútbol brasileño, y que lamentablemente todavía había compañeros míos profesionales que exigían un título mayor que el estatal para legitimar lo que ya quedó claro a lo largo de este 2023: es el mejor entrenador nacido Brasil, tan bueno como Abel Ferreira, que sólo tiene más títulos que Diniz con el Palmeiras. Ahora eso se acabó. Campeón de la Libertadores, pasando por River y Boca, no hay más argumentos en contra. Diniz estuvo mejor durante toda la campaña que en la final, aunque dio pasos decisivos el 4 de noviembre. En los 12 partidos anteriores, el técnico cambió los niveles de los jugadores.

Ejemplos: Fábio fue fundamental, pero dudo que muchos otros además de Diniz le dieran otra oportunidad a sus 42 años. Samuel Xavier, un lateral que llegó «normal» se convirtió en uno de los mejores de la posición en el país de la mano del técnico. Felipe Melo y Paulo Henrique Ganso eran considerados acabados por muchos, y de hecho no sé si podrían jugar en algún otro equipo, a esta edad, que no fuera con Diniz al frente. 

Marcelo es espectacular, pero no es pecado admitir que ya no tiene capacidad para marcar desde el costado, y el entrenador le dio la libertad de jugar con el balón en los pies en el espacio que quisiera, y aún así logra marcar. una diferencia. ¿Qué podemos decir de André, doble centrocampista y defensa, que formó parte de la selección nacional y pronto estará en Europa (¿qué otro entrenador se arriesgaría a darle un papel más?). Y, sobre todo, ¿qué podemos decir de Cano? Un jugador de 35 años, que antes de convertirse en uno de los máximos goleadores del fútbol mundial gracias al esquema de Diniz, sólo había destacado en Independiente de Medellín, con 167 goles -pero en cinco años…

En el partido de este sábado, en un principio no estuve de acuerdo con el ingreso de Martinelli -en el programa Redação del martes pasado- adelanté esa opinión, recordando que Boca no atacaría al principio (es decir, no era un partido en el que fuera necesario reforzar la mitad) y que era más productivo intentar empujar a los argentinos contra las cuerdas y anotar que salvar a un jugador en ese momento para la segunda mitad.

Incluso los números me dan la razón: sin Kennedy en el campo el 1-1, en el poco tiempo que jugó, el Fluminense estaba 1-0 y Boca Juniors no atacó en el primer tiempo. Sin nada parecido a la calidad de juego y de equipamiento de Flu, la selección argentina pareció sufrir en el campo. Les costó defender en la primera mitad, les costó atacar en los «segundos» del tiempo reglamentario y de la prórroga, mientras que Tricolor, como siempre, parecía divertirse trabajando.

Pero Diniz estuvo brillante al inicio del partido, liberando a Keno y Árias para que se juntaran y jugaran el juego de aproximación que tanto le gusta al técnico. Cuando se anotó el primer gol, nada más empezar la jugada, Keno y Árias estaban por la derecha y, del otro lado, Advíncola intentaba llegar a una conclusión sobre si estaba esperando que alguien cayera en su sector o si Iba al área a marcar, adelantándose al ataque, de ninguna manera. Se fue al área y, cuando llegó el balón de Árias, el genial Cano ya había realizado un movimiento corporal que confundió por completo al peruano.

Ya conocemos el resto de la historia. El Fluminense de Diniz, en definitiva campeón de la Libertadores, es algo que hace mucho bien al fútbol brasileño. Y, como ya escribí una vez, que la Tricolor sea competente para superar la semifinal del Mundial y Dios me permita ver, sólo una vez, un duelo entre Fernando Diniz y Pep Guardiola…
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