Capsulas de Carreño

De una gesta heroica a una goleada impensable

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Por Jorge Iván Londoño Maya.
Columnista Cápsulas.

 

Después del excelente e inobjetable triunfo de Nacional ante el América, aun jugando con diez hombres casi todo el partido; de exhibir un planteamiento con solvencia defensiva, con un técnico fluido en la concepción del momento y en los cambios, y de albergar la posibilidad matemática de clasificar a la final por sus propios medios, era válido albergar la posibilidad de desempeñar un buen papel en el clásico, que llegaba revestido de varios atenuantes. Y todos, presentes y ausentes, teníamos pegada en la solapa de la vida la ilusión de un triunfo frente al vecino del frente, que también venía de triunfar ante Millonarios, en un partido que tuvo de “todito”, no solo para mantener latente el llegar a la final, sino para para quitarnos de encima ese sambenito de tres clásicos perdidos en línea.

 

No sabe uno que expresar con esta debacle en la que resultó el clásico para Nacional. El fútbol, como actividad que se fundamenta en condiciones físicas, técnicas y tácticas, y otras como la actitud, la entrega, la mística y el trabajo en equipo, está supeditado al momento de cada jugador y del técnico, y a la preparación que previamente se hace de cada partido teniendo en cuenta las condiciones del rival. Pero parece, que éstas últimas, “se las pasaron por la faja”, como decía el inigualable Hebert Castro, el coloso del humorismo.

 

Creo que el técnico Bodmer le fue infiel al esquema de trabajo que regularmente aplicaba, así no pudiera contar con elementos importantes como Mejía y Ángulo. Opinar de lo pasado es mamey, pero perfectamente el técnico pudo haberle dado continuidad a la misma defensa que jugó contra el América; es decir: Ocampo, Mosquera, Aguirre y Velásquez; y en el medio campo, ante la ausencia de Mejía, poner de “repuesto” a Cristian Castro para hacer pareja con John Duque, a quien dejó solo frente a ese andamiaje de creación y de ataque que tiene el Medellín. Tampoco me parece que Asprilla, que carga con la responsabilidad de llevar apellido de jugadorazo, debió haber sido de la partida, así Perea, el llamado para ocupar esa punta, hoy no se hayan  ganado ni el tiquete para llegar en metro al Polideportivo. Tatay no encontró la brújula y Ramírez, que nos deleitó con su gol en el partido anterior, hoy fue un convidado de piedra. Ocampo y Palacios los que más se atrevieron, y Castillo crucificado.

 

Antes de que se presentaran los lamentables hechos en la tribuna, que dieron lugar a que el partido terminara 15 minutos antes, por falta de garantías, Nacional era un equipo entregado, sin argumentos, con un Deossa fiel a su individualismo, que costó uno de los goles;  un equipo sin alma, sin lucha, descompuesto y desconocedor de lo que estaba en juego en ese momento, y sujeto a la contundencia y superioridad roja, que seguramente se hubiera reflejado en el aumento del marcador, si el partido continua. ¡Qué vergüenza!

 

La eliminación duele, pero la forma como sucedió le echa sal a la herida. Queda un sabor a minisigüi el haber ganado la Copa Colombia y por ende el cupo a la Libertadores.

 

De la ilusión pasamos al padrenuestro, para que en la última fecha ante Millonarios, resucite el equipo y el técnico, y por orgullo, valentía y sangre en los ojos, se comience a echar tierra a esta debacle sin precedentes con un triunfo.

 

“El fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo con más inteligencia”. Henry Ford.

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Un comentario

  1. Roberto Usme Motta

    4 diciembre, 2023 at 7:06 am

    Por comentario de Jorge Iván Londoño
    Sr, Londoño, mis respetos. El DIM fue ampliamente superior ante Nal, el dominio fue absoluto y pudo reflejarlo en el aplastante marcador que pudo ser más si no suspenden el partido. Bienvenidas las «tanquetas» a los estadios.
    Roberto Usme Motta

    Hincha de DIM
    Envigado

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