Capsulas de Carreño

Una Liga de buena vibra. Por Luis David Obando

Por Luis David Obando

 

* Las inversiones rinden sus frutos en la Liga para los equipos que mejor las hicieron.

  

Por fortuna, este inicio de Liga 2017-2 no se parece pero en nada al del campeonato del primer semestre. Para empezar, sin tantos juegos adelantados y aplazados, como para mirar a esta altura una tabla de posiciones ajustada a la realidad del torneo. Y en lo fundamental, superado el desequilibrio entre equipos: aunque apenas pasadas tres jornadas, podría decirse que por lo menos cinco clubes muestran opción real de alcanzar la estrella de Navidad.

Buena razón tenía Iván Mejía en todos sus escenarios de micrófono, cuando antes de iniciar la Liga vaticinaba que sería una de las más importantes de los últimos diez años. Su argumento, básico pero irrefutable: el regreso a la dirección técnica de clásicos como Maturana, Peláez y Suárez, y las interesantes contrataciones, especialmente de Junior y América.

En las primeras de cambio los juegos le dan la razón: Junior convence y golea, y bien puede afirmarse que el Tiburón huele a campeón; los Escarlatas, con una nómina más competitiva, se sacuden el polvo de inconfundible aroma a zona de descenso, aunque siguen en el filo; Santa Fe y Millonarios reflejan la seriedad de Gregorio Pérez y Russo en los bancos…

En ese panorama, aunque Nacional luce en zona alta de la tabla, definitivamente ya no es el campéon anticipado que fue la temporada anterior. Como equipo, el Verde todavía se ve bastante liviano, si bien va mostrando alguna cara definida de lo que ha de ser la opción Lillo. Por su lado, el DIM tiene director pero todavía no encuentra la nómina estelar de la orquesta que suene bien con su batuta.

Vale regresar un rato a Barranquilla: Junior no solo es ordenado, sino que tiene de lejos el mejor desarrollo táctico y estratégico. Comesaña VII, viejo zorro de estas lides, contó con los Char para diseñar la mejor y más costosa nómina (¿será esto pleonasmo?) de la Liga, y gusta desde las primeras de cambio, con la cereza en el postre de la sólida victoria en el clásico de la jornada ante América.

Buen capítulo aparte merece el caso Once Caldas: Maturana nunca ha sido monedita de oro para gustos unánimes, y sus detractores alcanzaban a frotarse las manos imaginándoselo irremediablemente quemado con su traspié inicial ante el tierno gatito de Tigres, y luego con el insípido empate en casa ante el siempre difícil Patriotas. “Calma, que buscamos un equipo que gane ‘partidos’, no ‘un partido’”, dijo entonces Pacho. Y el Blanco-blanco saca del cubilete el 2-1 a domicilio al sorprendido Cali.

Habrá que ver los avances de los Albos, y también los de Equidad, que con Suárez en el banquillo luce una faceta menos inofensiva que en los anteriores campeonatos. Con un juego ordenado, sencillo pero en camino de ser eficaz, los Aseguradores brillan en lo alto de la tabla.

En conclusión, no hay misterios: buenos jugadores y buenos técnicos generan un buen espectáculo, con estilos para todos los gustos y, sobre todo, con lo que al final pesa: resultados a la vista. Qué buena lección para equipos que, en contravía, más bien alivianan su plantilla para aliviar costos, mientras generan ingresos a chorros con la venta de sus figuras. ¿Será que así se sostienen las estrellas, señor Botero?

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