Capsulas de Carreño

Las ingratitudes y gratitudes en el fútbol (Jorge Enrique Vanegas)

Jorge-Enrique-VanegasPor Jorge Enrique Vanegas

 

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*Lo que queremos tener entre las hinchadas de nuestro balompié: Una cultura del respeto, de la valoración, del reconocimiento.
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En el último juego como local del Medellín frente al Santa Fe, el ex portero del  DIM Leandro Castellanos fue saludado y despedido con ovaciones clamorosas  por parte de la NOBLE actitud y GESTO de la muy grande y hermosa hinchada roja. Que gratitud  con quien en esta vez, impidió un triunfo al Medellín  ante los cardenales.  Sin embargo tuvo el mejor de los tributos de la tribuna y expresión de gratitud de la afición, lo que indica que Castellanos dejó huella en el Medellín.

Recientemente en Barranquilla, Nacional jugó cuartos de final  de la Copa Águila o Copa Colombia, instancia en la que fue eliminado por el Junior. Allí se mostró el polo opuesto, en Barranquilla, la ingratitud del pueblo e hinchada juniorista frente a uno de sus hijos y coterráneos, Macnelly Torres, hoy con Nacional. De no entender  esa actitud hostil e ingrata.

Leonel Álvarez fue emblema del Nacional campeón de la Copa Libertadores 1989 y hasta marcó el último disparo desde los 12 pasos que selló el título ante Olimpia de Paraguay.  Toda aparición suya ante la hinchada de Nacional genera silbatinas e improperios. No hay razón, pero sucede.

En cambio un hombre que ha pasado por Nacional y 3 de sus archi-rivales: Millonarios, América y el DIM, Santiago Escobar, un símbolo de educación y de prudencia, cada vez que aparece en escenarios diferentes ante la hinchada del Nacional, es acogido y aplaudido. Esa es la nobleza de la afición verde que sabe tanto de fútbol y que invocamos. Dicha gratitud.

Hay valiosos recuerdos como ejemplo de la grandeza de la fanaticada del Nacional. Cuando vino alguna vez con River en una Libertadores Juan Pablo Ángel, le hizo el gol al cuadro nacionalista. Y el público lo aplaudió, y coreó su nombre antes del juego, en su gol lo aplaudieron y en su despedida, fue una histórica salva de aplausos. Esos son los gestos de gratitud a proliferar en el fútbol colombiano y, es más,  en la vida la linda virtud que es la gratitud.

Igual, remembrar momentos tristes de ingratitud de la muy culta ciudad de Manizales y su afición. Cuando Galván Rey, el mayor   goleador en la historia del Once Caldas, casado con manizaleña y nacionalizado en nuestro país enfrentaba al Once vistiendo los colores del Nacional, tocaba el balón y la respuesta del público eran silbidos y rechiflas.    Un hecho de muy mala recordación con un grande como ser y como profesional.

Y quizás de los más bellos reconocimientos en el fútbol y estadios de América de la plaza de Medellín, son estos.  Figuras como Enzo Francescolli jugando en River Plate y Ronaldinho de Brasil, cuando enfrentaron al Nacional en una Libertadores y en una Suramericana, ésta más reciente, fueron sustituidos por sus técnicos en el segundo tiempo de los juegos ante el equipo local. Y se evoca un recuerdo maravilloso de quienes llenaron el estadio en aquellas ocasiones. Los dos cracks fueron despedidos por un público puesto totalmente de pies y brindando una cerrada ovación desde los cuatro costados del Atanasio Girardot. Que gratitud hacia dos gigantes del fútbol, quienes hasta con besos hacia la tribuna se despidieron y luego en las entrevistas finales y en muchas otras que les realizan, cuentan con alegría lo que fue ese momento vibrante en Medellín.

Precisamente esto es la cultura que queremos tener entre las hinchadas  y aficiones de nuestro balompié como en las  diferentes ciudades.  Una cultura del respeto, de la valoración, del reconocimiento, producto cada día más escaso en el mundo:  La gratitud.

 

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