Capsulas de Carreño

Nacional sigue copando su historial

Por Jorge Iván Londoño Maya.
Columnista Cápsulas.

 

 

*Copa que, además del cupo Libertadores, mitiga en buena parte la decepción por los malos resultados hasta ahora obtenidos.
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Como nunca, diga usted en los últimos dos años, don Atanasio había tenido una talla XL como la de anoche, con casi 45.000 verdolagas, más una temperatura de 27 grados a la sombra de la luna y ni riesgos de lluvia, solamente la mojagrillos artificial.

 

Esplendoroso marco para definir el ganador de la Copa Colombia, con perdón de la empresa patrocinadora. Pero no solo fue el lleno en la tribuna, sino una muestra de optimismo, de creer en los jugadores, de poder revertir aquello de que Millonarios había cogido a Nacional de caja menor, y que mejor que ganándole esta copa, para comenzar a echarle tierra al recuerdo de aquella que les regalamos en el torneo anterior.

 

El técnico Bodmer le echa más comino a la receta, y dispone  una alineación con más experiencia que juventud, representada ésta vez por los marcadores de punta, Ocampo y Velásquez, una de las figuras de los 97 minutos. Mier vuelve al arco luego del paseo de colegio por la selección; Aguirre y Mosquera los centrales; el medio campo con Duque y Mejía y arriba Dorlan, Jefferson y Ángulo como puntero izquierdo, una posición que no es la habitual, pero Buuueno.

 

Luego del estribillo político aquel, cuyo eco está saltando las fronteras, el respetable le da la bienvenida al verde con todos los juguetes, trabajo en el que las barras ponen todo su empeño y empeñan lo que sea para lucirse. Globitos verdes y blancos, el humo de iguales colores, las bengalas, las luces de los celulares  y el famoso….!Oh Nacional¡ al termino del himno de Antioquia.

 

 

Millonarios es un equipo consolidado, dirigido por Gamero que ha cotizado media jubilación en sus filas, y una plantilla de respeto, liderada por Macalister, quien hace las veces de técnico en el campo, consejero espiritual, fiscal y abogado,  y secundada por Cataño, Ruiz y Castro, una tripleta que vuelve flecos cualquier defensa.

 

Un partido “comeuñas” que comienza con un Nacional más “echado pa´ lante” mientras los embajadores esperan y miran de reojo el posible contragolpe. En cuestión de 5 minutos le son anulados dos goles a Macalister, el primero por carga ilícita a Mejía (brazo que al final se abre) y el segundo por claro con bocadillo fuera de lugar.  Nacional insiste con los tiros fuera del área, que son controlados con facilidad por los 2 m de Montero.

 

El descanso sirve para mostrar un espectáculo multicolor, que sirve además para bajar las tensiones. Segundo tiempo con un Millonarios en plan de equilibrar el partido, lo que le da frutos al minuto 57, balón al vacío, Castro le gana de velocidad la posición a Mosquera, que en ese momento cree que se gana el salario mínimo, entra al área, para el balón con técnica “messiánica”, Mier le sale y se lo cucharea para anotar. Enmudecen los 45.000 presentes y los millones de televidentes.

 

Bodmer manda refuerzos y entran Tatay y Palacios para que salgan John Duque y Dorlan. Cambios que comienzan a generar intereses de usura, porque Nacional llega con más propiedad. Luego entran Perea y Ramírez, a quien le anulan el gol del empate por claro fuera de lugar de Jefferson. Cada cambio en Millonarios se convierte en una batalla cuerpo a cuerpo, los verdes apurando y los azules reculando.

 

El árbitro Carlos Betancur ordena 5 minutos más de suspenso. Millonarios se enconcha y Nacional lucha por todas las formas, hasta que llega el milagroso minuto 92; pase de Tatay a Palacios, quien desborda por la derecha, hace el centro, Aguirre se le adelanta a Montero y con la derecha manda el balón al fondo para empatar el partido. Temblor de 5,0 grados en la estructura de cemento del Atanasio. Pólvora, abrazos, lágrimas y gritos de euforia compartidos entre jugadores y asistentes; hasta el infaltable madrazo. Termina el partido y nos vamos para los cobros desde los doce pasos.

 

Luego de escoger los cinco cobradores, cada equipo hace su ruedo para escuchar al orador de turno, por Nacional es Bodmer quien toma la vocería y arenga a sus muchachos. Al final Nacional anota los cinco cobros y Millonarios cuatro, porque Mier ataja magistralmente el cobro de Edgar Guerra.

 

Se prenden el Atanasio y el país verdolaga para recibir la sexta copa de este torneo, copa que, además del cupo a la Copa Libertadores 2024,  mitiga en buena parte la decepción por los malos resultados hasta ahora obtenidos en este torneo, originados por la debacle directiva y la irregular actuación del equipo. Quien quita, entonces, que esta copa sirva, además de sacudirnos de la “montada” azul,  para beber el cambio que permita afrontar con éxito los cuatro partidos que faltan, porque  casos se han visto, por ejemplo en la primera era de Osorio, que luego de perder los dos primeros partidos perdidos, Nacional se corona campeón. ¡Una no sabe!

 

“Empieza haciendo lo necesario, después lo posible, y de repente te encontrarás haciendo lo imposible”. San Francisco de Asís.

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