Capsulas de Carreño

Luto en el periodismo del Valle.

Por Williams Viera desde USA.

 

Hay que decirlo de entrada. El celular desde el domingo repicó de manera insistente en una clara demostración de que algo había ocurrido. El timbre no se asemejaba a un presagio sino al anuncio de problemas o de una desgracia como ocurre con el ulular de las sirenas de los bomberos o de las ambulancias.

En el momento que conversaba con Iván Noguera, con quien había trabajado en los diarios Occidente y El Tiempo, soltó la noticia como si fuese un flash informativo de los que emiten las emisoras que tienen noticieros.

Diego Rosero q.e.p.d.

“Me acaban de escribir por ‘WhatsApp’ que nuestro colega Diego Rosero Jurado falleció de un infarto en Jamundí”, dijo Noguera con voz entrecortada desde Cali.

En ese instante se registró en la línea un breve silencio similar a la eternidad con lo que dio a entender que el único hecho que nos unifica a todos, es la muerte.

“Rosero trabajó con nosotros en Occidente, en el área metropolitana, en El País y en el Grupo Radial Colombiano, entre otras empresas de comunicación”, recalcó Noguera.

Entonces, sólo atiné a decir: “Dios lo tenga en su gloria y que le permita descansar en paz”.

Si bien Rosero no había escrito de fútbol o de otros deportes, sí participó en la redacción de los cuadernillos que se realizaban en Occidente cada vez que el Deportivo Cali o el América conquistaban algún título desde la perspectiva de un reportero urbano y hasta viajó a Tuluá para escribir cómo había vivido esa ciudad y el alcalde, Gustavo Álvarez Gardeazábal, con el primer ascenso de Cortuluá en 1993 luego de ser el campeón de la ‘Copa Concasa B’ de la mano de Humberto ‘Tucho’ Ortiz después de dejar en el camino, durante el cuadrangular final, al Fiorentina FC de Caquetá, Palmira FC y Real Cartagena.

Rosero, en su crónica, contó que el desfile se inició en las afueras del estadio ‘Doce de Octubre’ y que durante todo el recorrido por la ciudad sólo se escuchó un solo grito: “Aquí está el equipo 16… Cortuluá, Cortuluá, Cortuluá”.

En ese año, recordamos, descendió Deportes Tolima mientras que Rosero, después de regresar a la redacción nunca dejó de reírse. ¿Por qué? Nadie lo explicó ni él tampoco lo dijo. Simplemente se le veía, en la sala de redacción de Occidente, cuando sus instalaciones estaban en la calle 12 con carreras 5ª  y 6ª, sentarse al frente de una máquina de escribir color azul marino y empezaba a teclear siempre muy rápido con sus dos dedos pulgares luego de llegar de la calle, de las oficinas de la gobernación o de la alcaldía o de algún otro lugar en donde ocurrían los hechos calientes que saldrían al día siguiente en las páginas de ciudad y que después serían llamadas, de manera rimbombantes, ‘Metropolitanas’.

Para no hacer larga esta crónica de recuerdo, digamos que Diego Rosero, durante su existencia, nunca dejó de cumplir con el oficio del propio reportero que está en todas partes, en donde el deber lo llamaba en esos escenarios de las madrugadas o día interminables en donde se encuentra la vida y que se queda atrapada en la libreta del reportero que ya no olvidará jamás lo que vio.

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LLAMADA Y MENSAJE

Leonardo Quintero q.e.p.d.

Y de nuevo ‘‘WhatsApp’ volvió a convertirse en el mensajero de la pérdida de un compañero de profesión o de oficio como llaman al periodismo por estos días.

El mensaje decía que el periodista Leonardo Quintero, quien había sido estudiante de la Universidad Autónoma, en Cali, había perdido su lucha por continuar viviendo.

Previo al deceso, el pasado 18 de octubre de 2019 nos dijeron, por la misma vía, que el periodista Leonardo Quintero había sido atropellado por un taxi en Cali por estar ejerciendo su profesión y quien preparaba su informe para el siguiente día, en un canal de televisión.

Y desde entonces, Quintero no se recuperó. Permaneció en la clínica Cristo Rey en donde estuvo inconsciente y con pronóstico reservado.

Mientras llegaban los mensajes de condolencias para su esposa, Jenny Orozco, para el resto de sus familiares como para sus amigos, algunos excompañeros contaban que “Leonardo Quintero era un periodista de convicciones claras y agudo en sus opiniones”.

A Quintero lo conocimos cuando él realizaba trabajos de investigación para el programa televisivo llamado ‘En la mira’ que se emitía por Tele pacífico y en el que estaba Juan Fernando Mora, otro graduado de comunicador social de la Autónoma en la coordinación periodística, mientras que John Fontalvo y Miguel Ángel Arango eran los presentadores.

“No sé si Leonardo era hincha del Cali o del América. A él siempre le gustaba hablar de fútbol mientras hacía su trabajo”, dijo Mora, conmovido desde el otro del celular. “Los dos estudiamos en la misma universidad y nos graduamos al mismo tiempo. Si él creía que el Cali era el mejor o América, nadie lo sacaba de esa idea. Así era él”.

Para concluir digamos que Diego Rosero escribía una página entera relacionada con temas urbanos, esos que brillan por un día en la sección de la ciudad y que eran impresos en la vecina rotativa de la sala de redacción que ensordecía a los redactores y a los reporteros que salían y entraban cuando la echaban a andar en ese mundo dual del que los veteranos no olvidamos mientras que Leonardo Quintero se encargaba de la producción de programas digitalizados para televisión.

Tanto para Rosero como para Quintero nos permitimos decir en este espacio que morir es una noche salvaje y un nuevo camino. Estamos seguros de que los dos, al ser periodistas, algún día nos dirán que existe en el otro lado de la dimensión que habitamos. Ellos acabaron su tiempo mientras van a escuchar y leer “Que Dios los tenga en su santa gloria y que les permita descansar en paz” porque se les acabó su tiempo.
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FOTOS CORTESÍA… PIE DE FOTOS…

1Diego Rosero

2 Leonardo Quintero

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