Capsulas de Carreño

Junior, jugadores y periodistas

Por Hugo Illera, Diario Deportes.

 

 

*Así es el mundo de quienes se someten a la opinión pública a través del fútbol.
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Alguna vez, recibí de un futbolista el reclamo por las críticas que había hecho de él. Mi respuesta fue sencilla: tú haz bien tu trabajo, que yo haré bien el mío. No hay otra manera de convivir en el mundo del fútbol entre  jugadores y periodistas.

El escenario del fútbol y la calificación de la prensa a los deportistas ha cambiado sustancialmente. Es posible que antes se calificara bien a un futbolista, por ejemplo, que jugó mal un partido y viceversa, que jugara mal y se calificara como bueno. Solo existían las transmisiones por radio y los seguidores de narradores y comentaristas confiaban, a raja tabla, en lo que decían sus periodistas favoritos.

Todo cambió con las transmisiones del fútbol por televisión, con sus múltiples cámaras, repeticiones, adelantos técnicos, y los archivos que se alojan en los sitios de Internet, que no deja dudas en el rendimiento de equipos, jugadores y técnicos.

En esta época, todos los estamentos del fútbol observan los partidos. Aficionados, dueños, futbolistas, árbitros, dirigentes y medios de comunicación.

Por tanto, no hay forma de mentir o de ocultar la verdad. Todos los interesados ven los partidos “en vivo y en directo”, inclusive los propios jugadores cuando regresan a casa.

Traigo a colación esto para destacar que los jugadores fueron sensatos y reales al momento de hacer el balance del triunfo del Junior sobre Alianza.

Todo por un triunfo que aún está muy lejos del rendimiento esperado, pero que cambió el incómodo ambiente que se sintió antes y durante el juego.

Si a los equipos les va bien, son acogidos con alborozo. Si un jugador se destaca, le hacen un pedestal. Si por el contrario les va mal, habrá rechazo. Así es el mundo de quienes se someten a la opinión pública a través del fútbol.

El gran público ama el éxito, y todo lo bueno que ese éxito trae, y rechaza las derrotas. Que es cruel a veces, sí. Pero son las “reglas” del juego de la aceptación y el rechazo…
Barranquilla.

 

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