Capsulas de Carreño

Santa Fe: leones o corderos. Por Esteban Jaramillo Osorio.

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Por Esteban Jaramillo Osorio

*Obligada está la dirigencia al reencuentro del camino perdido, a cualquier costo y frenar  los disparates con los que se administra el presente.

Habló algún día en una  de sus deliciosas platicas sobre fútbol, el escritor Juan Villoro, que hay hinchas graduados en frustración. Tal es el caso de los  seguidores santafereños tan emparentados con el sufrimiento y el desencanto, por la inveterada costumbre de su club de quedarse en el camino, en las grandes competencias,  con excepciones contadas y celebradas.

 

Afición, la roja, entregada, firme, pero defraudada, que hoy busca explicaciones por el descalabro de la Copa Suramericana, de la que el club salió abatido estrepitosamente por un rival sin linaje actual en el continente, incapaz de defender el título  conseguido en la temporada precedente.

 

En estos mundos opuestos que viven los cardenales, flor de un día y desengaños constantes, los hinchas  descargan su furia en las redes contra el técnico, los jugadores y los dirigentes, sin hacer separación alguna de las culpas y las razones, las que consideran conjuntas. Pastrana por la pérdida del rumbo que tantos éxitos le brindó, otorgándole la responsabilidad de la dirección técnica a un hombre sin sentido  común en escogencia y alineación de jugadores y en la planificación de los partidos. Los futbolistas por la falta de compromiso grupal, su insolvencia en el juego, su ineficaz y penoso aporte al triunfo, y, especialmente, por la perdida del sacrificio que fue , durante años, el símbolo identificativo  del club. Santa Fe peleaba los partidos rabiosamente hasta el último minuto. Eran leones, hoy son corderos.

 

Del auge de hace meses, se ha pasado al descalabro. El ídolo, Pérez, se ha empeñado en dejar de serlo por sus inocuas aportaciones al bienestar  interior del equipo. Ya no brilla. Los  futbolistas contratados carecen de la jerarquía que requiere la competencia internacional, mientras se extiende el malestar general en la tribuna.

 

Los insantes fatídicos de Santa Fe son innumerables. Los peores las vivió en el minuto 88 del último partido, en el que encadenó humillantes errores para la eliminación, sin sostener el resultado favorable, para la pesadilla de la caída. Mala onda esta, en la que obligada está la dirigencia al reencuentro del camino perdido, a cualquier costo y frenar  los disparates con los que se administra el presente.

 

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