Capsulas de Carreño

Esclavos de los españoles

Francisco Henao -Periodista de El país-

Francisco Henao
-Periodista de El país-

Por Francisco Henao Bolívar

*Si no se vuelve a la rigurosidad de antes, el periodismo deportivo seguirá lánguidamente su vida.Como hace más de 500 años, cuando llegaron, nos colonizaron y después se aprovecharon de nuestra inocencia. La historia, siglos después, se repite con los españoles. Esclavos de ellos, sumisos de ellos, dependientes de ellos.

¿Y saben qué es lo más triste? Que sea el periodismo colombiano, que se ‘jacta’ de ser riguroso, influyente y desconfiado, el que esté al servicio de la amarillenta prensa española, que sirva de caja de resonancia para esas dudosas historias.

Mídanlo por las reproducciones que segundo a segundo se hacen de la vida, obra y supuestos de James Rodríguez dentro y fuera de las canchas. La primera ‘tarea’, cuando el personal llega a las redacciones de prensa, radio y televisión, es ‘meterse’ de cabeza para ver qué hay en las páginas de AS, Marca, Sport y Mundo Deportivo, los mismos diarios que hace un año pusieron a Falcao en el Real Madrid y a Cuadrado en el Barcelona.

Y allí, de verdad, sale todo: que James estuvo serio en el banco de suplentes, que James hizo una pared con Zidane en el entrenamiento, que James hizo un gol en la última práctica, que James tocó el balón una vez en los 5 minutos que jugó, que James llegó en un Audi al sitio de entreno, que le hizo un túnel a Sergio Ramos, que se saludó a carcajadas con Cristiano, que Florentino lo quiere vender, que estuvo en tal discoteca, que parece que no se habla con su esposa Daniela, que se resbaló llegando al estadio…

Todo, absolutamente todo, llega de parte de una prensa especulativa, mentirosa y amarillista como la española, que no cita una fuente oficial en sus escritos, que todo se basa en supuestos, que se ha ensañado con un jugador que ha hecho hasta donde sus condiciones le dan y que ha sido perseguido de la manera más ruin por unos medios que necesitan vender sin importarles a quién se llevan por delante.

Lo último es insólito. Calificaron a James por cinco o seis minutos que jugó contra el Wolfsburgo y hasta involucraron en su pobre novela a la mamá del 10, complementando su persecución con una dura crítica por fotos en las que aparece James riéndose, como si eso estuviera prohibido.

Y, !claro¡ Acá en Colombia se reproduce todo. No es sino prender el computador para fusilar los culebrones que nos llegan de España sobre James, sin hacerle un seguimiento juicioso, severo y transparente; sin confirmar y contrastar versiones, y sin acercarse a las fuentes más allegadas al jugador para conocer la otra parte.

Razón tienen aquellos periodistas de la vieja guardia, hechos a pulso por las desventajas tecnológicas con las que crecieron y se defendieron, que cada que hablan de las diferencias del ayer y el hoy en este oficio, no dudan en decir que ahora todo es más molido y fácil para el reportero “porque no es sino copiar y pegar”.

Desde hace rato, en charlas con colegas y amigos, se ha venido tocando el tema de la aguda crisis en que se debate el periodismo deportivo por culpa del facilismo, de la falta de rigurosidad, de la poca investigación, del escaso profesionalismo y de la llegada masiva a los medios de los exjugadores.

Si no se trazan lineamientos claros, si no hay filtros que ayuden a descartar lo que muchos llaman ‘humo’ o novela que llega cada segundo del exterior, si no se vuelve a la rigurosidad de antes y si no se priorizan las historias propias, aquellas que nacen de un debate serio en las salas de redacción, el periodismo deportivo seguirá lánguidamente su vida, reciclando sin sonrojarse toda la mentira y la persecución que por ejemplo mantienen contra el futbolista más importante de Colombia en el exterior.

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